Estudiantes de distintos niveles educativos admiten «preocupación» por las consecuencias que, en su caso, está teniendo la crisis sanitaria del COVID-19 por lo que abogan por «flexibilizar» el nivel de exigencia este curso. Los que se muestran más preocupados son los que cursan el último año de Bachillerato. «Nos jugamos mucho», coinciden en declaraciones a Europa Press, lamentando la falta de «pautas claras».
La preocupación es común en todos, aunque por diferentes motivos. Así, los estudiantes de universidad, más acostumbrados a que se les remitan contenidos por medios telemáticos, se muestran, en general, «bastante» satisfechos. Con todo, al igual que le ocurre al resto de alumnos consultados, subrayan que no todos los docentes tienen «el mismo grado de implicación».
«La mayoría han adaptado sus diapositivas con mayor contenido para su comprensión y suben explicaciones vía internet», explica Sandra Chacón, estudiante de Biología en la Universidade da Coruña (UDC). «No lo llevo mal», expone otra de sus compañeras, Isabel Rodríguez, que, pese a ello, reconoce «ciertas dificultades» al estar acostumbrada a explicaciones presenciales.
Mientras, Joao Teodoro, estudiante de Ciencia e Ingeniería de Datos, destaca las «clases en directo, que después quedan grabadas para que podamos repasar» o las «recomendaciones» que les dan. «Se ha retrasado la entrega de ciertos trabajos y en otros nos han cambiado los exámenes de evaluación continua por trabajos», cita como ejemplos de su caso.
Los tres respaldan la decisión de suspender las clases presenciales en la universidad, aunque sí expresan, de nuevo, su preocupación por la forma en cómo se enfocarán los exámenes, las prácticas o cómo se evaluará.
TIPO DE EXÁMENES
Sobre los exámenes, defienden que sean presenciales. «Sería la forma más justa, la garantía de que no se copie», afirma Joao. Dadas las «circunstancias excepcionales», Sandra aboga por que haya «más comprensión» a la hora de fijar su contenido o de corregirlo. Mientras, Isabel Rodríguez defiende seguir «un protocolo similar» en todas las universidades
En cuanto a la materia pendiente, los tres ven «viable» seguir con el temario, aunque las estudiantes de Biología alertan de la problemática con materias que incluyen, por ejemplo, «seminarios». Para ellas, sería «un riesgo» aplazar contenido para el próximo curso y abogan por aplicar este curso un grado de exigencia «más bajo».
«Las prácticas deben ser aplazadas, ya que en el caso de mi carrera son una parte muy importante», apostilla Isabel, mientras que Sandra, como su compañera, rechaza dejarlas para el próximo curso.
A su vez, Joao preferiría que se intentara impartir «el máximo temario posible, aunque se decidiera no evaluarnos de ciertos aspectos de la materia» en aras de facilitar su conocimiento para cursos posteriores, aunque adaptando también temario de ser necesario.
SEGUNDO DE BACHILLERATO
Como un «problema» ven los estudiantes de último curso de Bachillerato su situación, sobre todo en asignaturas como matemáticas «donde se necesita mucho la explicación del profesorado», manifiesta Isabel García, de Monforte de Lemos (Lugo).
En su caso, ve «un error» plantearse terminar el curso únicamente con la materia dada por tener en este tercer trimestre «contenido esencial en asignaturas como Historia de España» de cara a la ABAU, la antigua Selectividad, sobre la que lamenta que no esté «claro» cómo será.
Partidaria de que el profesorado busque «vías de comunicación más eficientes» con el alumnado, en vez de acortar temario, reconoce que estos «por lo general intentan siempre ayudar». Para Lara Fernández, de Oleiros (A Coruña), la comunicación y la metodología varía de unos profesores a otros.
Y, aunque cuestiona que en algún caso les manden «temario y un montón de ejercicios sin poder preguntar dudas», ve factible «ir al día». Con todo, es partidaria de que si se hacen exámenes relativos a la materia durante el confinamiento «valgan para subir nota, pero no para suspender a nadie». De cara a la prueba de la antigua Selectividad, insta a que haya «instrucciones claras».
Tomás Cuesta, también cursando segundo de Bachillerato en Oleiros, defiende «reforzar todo lo dado», aunque incide en que «el problema» está en que cada instituto «ha dado una materia en orden diferentes y esto afecta a la hora de recortar temario» para la ABAU. «Me preocupa cómo se van a hacer las recuperaciones, que pidan un nivel muy alto y bajen las notas y que, en cambio, en institutos privados tengan notas más altas de lo habitual», reconoce.
SIMILAR SITUACIÓN EN FP
De los profesores, su opinión es como la de los demás alumnos consultados. «Unos profesores mandan la teoría resumida y explicada y otros piden mucha más exigencia», asegura en línea con lo manifestado también por Fátima Espiñeira, que cursa Formación Profesional.
Ella cuestiona que no haya una misma forma de comunicarse con el alumnado por parte del profesorado, viendo en algunos casos «pasotismo». «La primera semana nos dijeron que las actividades que hacíamos eran solamente para que estuviéramos al día y ahora pueden contar para la nota de la siguiente evaluación».
«Es difícil resolver dudas que te puedan surgir», dice en línea con lo expuesto por otros alumnos. A ello, suma su preocupación por las prácticas. «No poder adquirir la habilidad necesaria para el año que viene y para un futuro en una empresa», añade.
EL PASO A BACHILLERATO
En 4º de la ESO, Arantxa Balza asevera que lo que más le preocupa es que se pueda dejar para Bachillerato materia que quedó sin dar este curso. En su caso, aboga por clases virtuales –aunque admite la dificultad que podría suponer en familias sin «medios suficientes», pero también en determinadas asignaturas — «para poder ver contenidos, por lo menos los mínimos para pasar de curso».
Tanto ella como Paula Chacón, de su mismo nivel educativo –las dos cursan estudios en un instituto del área coruñesa– aseguran que les costó, al principio, un poco adaptarse al nuevo sistema de estudio. Ambas manifiestan que no todos los profesores siguen «el mismo ritmo» y mantienen el mismo nivel de exigencia.
«Algunos te dan una tarea semanal en función de las horas de clase a la semana, otros dan trabajo diario, con otros hay que conectarse cada vez que hay clase, hay algunos, muy pocos, que ni se molestan y a alguno le tuvimos que pedir que rebajase el nivel», expone Arantxa.
«La manera de evaluar va a ser un problema», considera en línea con lo que expresa también Paula. A esto, esta última añade su preocupación porque haya profesores «que el próximo año den por asentados conocimientos que no tenemos al no haberlos podido dar este año».