La Catedral de Santiago ha tomado la decisión de restringir el tradicional abrazo a la estatua del Apóstol y retirar las piletas de agua bendita, tras un comunicado conjunto de los obispos gallegos con recomendaciones para «extremar las medidas de higiene» en actos litúrgicos ante la incidencia del coronavirus.
La provincia eclesiástica de Santiago de Compostela sugiere, además de «evitar dar la mano y otras formas de contacto físico» entre personas en el rito de la paz, que las muestras de devoción hacia las imágenes y estatuas religiosas se sustituyan por una «inclinación de cabeza».
«Es necesario evitar todo tipo de contacto físico con cruces, medallas, escapularios, etcétera, que ya hayan sido besadas por otros fieles», añade este comunicado firmado por los obispos gallegos, entre ellos el de la Diócesis compostelana, Julián Barrio.
Las recomendaciones, que siguen las dadas por la Consellería de Sanidade, también están dirigidas a los sacerdotes que dan la comunión durante la Eucaristía para que «se laven las manos antes y después» y que «tengan un espray o líquido desinfectante en las sacristías».
En el caso de la Catedral de Santiago, ya desde este domingo se restringen los abrazos, los besos y cualquier contacto con la figura del Apóstol, aunque la cámara en la que se encuentra seguirá todavía accesible como hasta ahora, a pesar de las obras de restauración del interior.
Además, fuentes de la basílica señalan a Europa Press que también permanece abierta «por ahora» la bajada al sepulcro de los restos de Santiago.
En este contexto, los obispos apelan a «no dejarse dominar por el miedo» ante la incidencia del coronavirus. «La prudencia y la preocupación por el bien propio y del prójimo nos parecen razones suficientes para que también como Iglesia contribuyamos en lo posible a evitar circunstancias que puedan dar lugar a la expansión infecciosa del virus COVID-19», añaden en ese comunicado.
OPINIONES ENTRE TURISTAS Y PEREGRINOS
Esta relativa preocupación también alcanza a peregrinos y turistas. No obstante, hay diversidad de opiniones entre algunos que este lunes recorrían las calles de la capital gallega y que han sido consultados por Europa Press.
Una pareja de turistas de Tarragona ven «muy bien» estas soluciones adoptadas frente al coronavirus. «Sin caer en el alarmismo, está bien», resume la mujer.
En este punto coincide una familia con tres niños que llegan a Santiago desde Murcia para pasar unas pequeñas vacaciones: «Todo lo que sea prevención, me parece muy bien». Y es que, si bien la madre de los menores lamenta las restricciones en el interior de la Catedral, sugiere que ya abrazarán al Apóstol «el año que viene, que es Año Santo».
Sin embargo, otra turista consultada por Europa Press ve «muy mal» restringir el contacto con la figura de Santiago. «Venimos de Barcelona y aquí no hay nada de eso (del coronavirus), entonces no entendemos por qué», lamenta.
«Pues nos hemos llevado una decepción, porque entre las obras y el tema del virus, hemos hecho el viaje en balde», añade otra pareja proveniente de la ciudad condal.
ALBERGUES CON «POCAS PERSONAS»
En cuanto a los peregrinos, una pareja de canarios que hicieron el Camino Francés desde Tui (Pontevedra) a lo largo del fin de semana señala cómo los albergues «tienen pocas personas». No obstante, aseguran que, más que el miedo ante el coronavirus, podría deberse al «mal tiempo» y a que realizaron la peregrinación «fuera de temporada».
Eso sí, reconocen que las instrucciones dadas por los obispos y las medidas adoptadas en la Catedral son «buenas», porque así «se evita un mal mayor».
Más cauta se muestra Sofía, una peregrina rusa que permanecerá una semana en Santiago y que está «preocupada por los contagios». A pesar de que en Galicia tan solo hay seis casos de COVID-19 confirmados hasta la mañana de este lunes, relata cómo al llegar a su país tendrá que estar «dos semanas apartada» en cuarentena por haber viajado a España.
COMERCIANTES «PREOCUPADOS» POR LAS VENTAS
Por su parte, algunos comerciantes de los alrededores de la Catedral coinciden en la «innecesaria» alarma generada y ven con «preocupación» como puede afectar económicamente la caída de los visitantes en la capital gallega.
Así, mientras la dependienta de una tienda de ‘souvenirs’ ironiza al decir que está «hasta la corona del coronavirus», la responsable de otro comercio cree que toda la situación que genera la enfermedad «es un bulo que interesa a alguien».
«Yo no entiendo todo lo que se está generando», añade, al tiempo que ve «con preocupación» cómo puede afectar el COVID-19 a las ventas del sector durante la Semana Santa y el verano.
Pero lo cierto es que, según datos ofrecidos por la Catedral, las compostelas entregadas a peregrinos el pasado febrero –mes de crecimiento de la crisis del coronavirus en España– se situaron en torno a los 3.000, mientras que en el mismo mes del año pasado fueron algo más de 2.100.