La Asociación Galega de Matronas (AGAM) rechaza la propuesta de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) de sistematizar inducciones al parto en la semana 39 sin respaldo de la evidencia científica porque estas «no son inocuas» e «implican riesgos» para la madre y el bebé.
En un comunicado de prensa, las matronas gallegas han mostrado su «preocupación» por la «posibilidad de ofrecer inducciones sistemáticas a todas las mujeres de bajo riesgo en la semana 39 de gestación».
«La evidencia científica actual indica que el embarazo normal es aquel que dura de 37 a 42 semanas de gestación», expone la AGAM, que añade que las «inducciones no son inocuas, implican riesgos a corto y medio plazo, tanto para la madre como para el bebé».
En este sentido, reivindican que los resultados perinatales «más satisfactorios en partos de bajo riesgo se encuentran en aquellos partos atendidos en unidades gestionadas por matronas, con el mínimo de intervenciones posibles».
La AGAM advierte de que en España se superan «las tasas de inducciones recomendadas por la OMS y otras organizaciones». «Si lo que se pretende es mejorar los resultados perinatales, el camino a seguir, al igual que se hace en otros países, es reducir intervenciones y no incrementarlas», subraya.
Por ello, ve «sorprendente que una sociedad científica como la SEGO realizase una acción» como esta, «poniendo de manifiesto un conflicto de intereses, justo cuando en las próximas semanas organiza un congreso patrocinado precisamente por una conocida marca de medicamentos empleados para la inducción».
«Invitamos a la SEGO a recapacitar y dejar de animar a los profesionales a actuar en base a estudios aislados y a sospechosas colaboraciones económicas que no hace más que desvirtuar la seriedad y rigor que la ciudadanía española espera de una entidad científica de su condición», sentencian las matronas gallegas.
JUDICIALIZACIÓN
Por otra parte, la AGAM rechaza la judicialización de los partos. Así, recuerda que «cada vez son más los casos de mujeres que reciben amenazas o coacciones para someterse a intervenciones en contra de su voluntad o sin su consentimiento informado, llegando incluso a imponerse un sometimiento al criterio médico por orden judicial y a terminar forzándolas a las citadas intervenciones».
«Las matronas mantenemos nuestro compromiso de defender el derecho de las mujeres a tener el parto que ellas decidan, asistiéndolas con la menor intervención posible siguiendo las recomendaciones de la OMS y las guías de práctica clínica del Ministerio de Sanidad», concluyen para sentenciar que «el parto no es ni de los obstetras ni de las matronas: El parto es de las mujeres».