La Fiscalía ha elevado a definitiva su petición de 12 años de cárcel y diez años más de alejamiento para el empresario portugués Carlos I.P., acusado de intentar asesinar a su mujer en un hotel de Vigo en mayo de 2016 golpeándola reiteradamente con una maza e intentando asfixiarla.
Este jueves se ha celebrado la última sesión de juicio en la Sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra con el testimonio de los forenses del caso, que ratificaron sus informes y reiteraron que, entre otras cosas, apreciaron «lesiones de gran intensidad» en la víctima.
Los forenses ya se habían ratificado en sus conclusiones en marzo de 2019, cuando se celebró por primera vez este juicio por el que Carlos I.P. fue condenado a 11 años y cuatro meses de prisión por tentativa de asesinato, con las agravantes de alevosía y parentesco.
Según los forenses, la mujer sufre un cuadro de estrés postraumático compatible con los hechos que se atribuyen a su marido. Además, han asegurado que en el relato de los hechos que ella hace «no se percibe» fabulación, sino que es compatible con «haber sufrido una experiencia donde vea peligrar su integridad física».
LESIONES DE «GRAN INTENSIDAD»
Varios grupos de especialistas relataron ante en tribunal que la mujer sufrió en la cabeza «lesiones de gran intensidad», resultado de «un impacto muy grande», y que también se apreciaba en ella una lesión compatible con un intento de estrangulamiento.
Además, uno de los policías que investigaron los hechos señaló que el acusado reconoció, tras la agresión y antes de ser trasladado a un hospital por una patología cardiaca, que había comprado una maza el día anterior en una ferretería. Los agentes consideran que esta maza fue el arma con la que se realizaron las lesiones.
A diferencia del primer juicio, en esta ocasión la acusación particular eleva la petición de condena y reclama una indemnización mayor, pues la víctima lleva varios meses más de tratamiento psicológico.
Por su parte, la defensa pide la absolución del acusado o, de forma alternativa, reconoce que, en caso de que sea condenado, se le atribuya un delito de lesiones, no de intento de asesinato. El juicio ha quedado visto para sentencia.

