La llegada de la moda de los patinetes eléctricos es uno de los nuevos retos a los que debe hacer frente la movilidad urbana en Galicia, un elemento que, no obstante, asume un protagonismo desigual en las distintas ciudades: desde el caso de A Coruña, Vigo o Pontevedra, donde este tipo de vehículos están muy presentes en las calles, a otras, como Ourense o Ferrol, en las que, por el momento, todavía son una excepción.
Aunque, afortunadamente, la cifra de accidentes graves protagonizados por este tipo de vehículos en las ciudades gallegas es pequeño, uno de los retos de futuro de las urbes es regular su uso y sus condiciones de circulación para evitar problemas de convivencia con otros vehículos y con los peatones, como ya ha ocurrido en Madrid o Barcelona.
La DGT publicaba el pasado 4 de diciembre una instrucción básica para la circulación por ciudad de patinetes eléctricos, que estableció cuestiones como que sus conductores podrán ser sometidos a test de drogas y alcohol, no podrán utilizar el teléfono móvil o auriculares mientras los conducen o que les está vetado circular con pasajeros o por aceras y áreas peatonales.
No obstante, esta instrucción genérica deja a decisión de cada ayuntamiento el desarrollo de una normativa local específica que regule cuestiones como la obligatoriedad del casco u otros sistemas de protección o las paradas y estacionamientos autorizados.
En Galicia, cuatro de las siete ciudades trabajan ya en el desarrollo de una normativa propia en la materia, que permita regular el uso de los patinetes eléctricos en el ámbito urbano, aunque con diferente nivel de avance. Dos más, Santiago y Ourense, se han marcado el objetivo de desarrollarlo, aunque todavía no han iniciado la labor. Ferrol, por su parte, se adscribe a la normativa desarrollada por la DGT.
Este panorama desigual coincide, asimismo, con la propia presencia de este tipo de vehículos en las distintas ciudades. En concreto, urbes como A Coruña, Pontevedra o Vigo registran un número elevado de patinetes eléctricos y algunos incidentes de pequeña entidad, denuncias y multas, aunque desde los municipios reconocen que no se dan problemas importantes de convivencia.
En el lado opuesto, Ourense, Ferrol o Santiago consideran que la presencia de patinetes eléctricos en sus calles es todavía ocasional y el nivel de denuncias o quejas, residual.
PONTEVEDRA, EL MÁS AVANZADO
El caso de Pontevedra es, entre las ciudades gallegas, el más avanzado. Según han confirmado a Europa Press fuentes municipales, cuentan ya con un borrador de ordenanza de movilidad que ha iniciado su trámite de aprobación con la solicitud de informes técnicos municipales y exposición pública.
Este borrador incluye un apartado específico para el uso de Vehículos de Movilidad Personal (VMP), «asimilándolos a cualquier otro vehículo motorizado» en lo relativo a las velocidades y uso de espacios públicos. Con ello, como también establece la DGT, deben circular por la calzada y «asumir las velocidades de peatón» en los espacios de convivencia de la ciudad.
En A Coruña, por su parte, el nuevo gobierno socialista estudió «desde el primer momento» la posibilidad de establecer una normativa propia para «regular este tipo de vehículos». Tras la publicación de la norma de la DGT, han dicho fuentes municipales, se está trabajando ya «en un reglamento de mínimos» que, si los plazos van bien, podría ir próximamente a la mesa de movilidad.
«Se está avanzando poco a poco en este reglamento», han dicho desde el consistorio, precisando que esta norma regulará aspectos como la velocidad limitada a 25 km/h, el respeto por las zonas peatonales o los elementos de seguridad que se exigirán.
En el caso de A Coruña, apuntan fuentes municipales, la presencia de patinetes eléctricos es común en las calles y, de hecho, motivan numerosas denuncias por atropellos o velocidad excesiva, aunque, por fortuna, no de gravedad.
Del mismo modo, también en Lugo se trabaja ya en una nueva ordenanza de Movilidad que, en base a las instrucciones dadas por la DGT, regule de forma concreta este tipo de vehículos en la ciudad, tal y como han confirmado a Europa Press fuentes municipales.
Finalmente, en Vigo se ha comenzado a elaborar una ordenanza propia en base a las instrucciones dadas por la DGT, aunque los técnicos municipales están a la espera de que se publique el Real Decreto para «no tener que hacer modificaciones posteriores».
SANTIAGO Y OURENSE, SOBRE LA MESA
La concejalía de Seguridad y Movilidad Ciudadana del Ayuntamiento de Santiago tiene, entre sus previsiones, adaptar la ordenanza a las medidas de la DGT para regular el uso tanto de patinetes eléctricos como de otros vehículos de movilidad personal.
«Se trata de un asunto que la concejalía tiene sobre la mesa», han explicado a Europa Press fuentes municipales, que aclaran, no obstante, que esta cuestión «no está creando problemas de convivencia» en la capital gallega.
También en Ourense «hay previsión de hacer una normativa específica» en la materia, aunque el camino aún no se ha iniciado. El Plan de Movilidad Urbana Sostenible es la hoja de ruta que «incluye la idea de desarrollar la regulación en el futuro» de esta cuestión, que no está generando, no obstante, «muchos problemas de convivencia».
Finalmente, en el caso de Ferrol, el gobierno local se adscribe en cuanto a normativa a las instrucciones de la DGT, que son las instrucciones que se emplean para regular los vehículos de movilidad personal, han explicado a Europa Press.
Los patinetes eléctricos no han ocasionado, por el momento, un volumen importante de accidentes en Galicia. Aunque hace dos semanas se tenía conocimiento del fallecimiento de un hombre mientras conducía un patinete eléctrico en Poio, finalmente, la autopsia ve indicios de que la víctima sufrió un indisposición previa al suceso.
Asimismo, especialmente desde la segunda mitad del pasado año, se han registrado algunos atropellos, ocasionalmente graves, a peatones. Las denuncias por exceso de velocidad o por conducir bajo los efectos de alcohol o drogas si que han sido más frecuentes en los últimos meses, especialmente en Pontevedra, Vigo y A Coruña.