El acusado del asesinato de Ana Enjamio declaró ante la Policía (y lo ratificó ante el tribunal de jurado) que, la noche del crimen, en la madrugada del 16 al 17 de diciembre de 2016, había llegado a su casa sobre las 5,30 horas, mientras que sus padres dijeron a la Policía que «llegó a las 7,00 horas, se duchó y se fue».
Así lo han manifestado varios agentes que este miércoles han declarado como testigos en la vista que se sigue contra César A.O., acusado de los supuestos delitos de asesinato, acoso y vulneración de la intimidad, y para quien las acusaciones piden penas que oscilan entre los 27 y los 39 años de prisión.
En la jornada del juicio celebrada este miércoles por la tarde, todos los agentes que han comparecido ante el tribunal como testigos y que hablaron con los padres del acusado y con el propio César, han señalado lo mismo: César aseguró que, tras ir a la cena de la empresa, volvió a su casa sobre las 5,30 horas, pero sus padres afirmaron, «espontáneamente», que el joven había llegado a las 7,00 horas.
Esta diferencia acerca de la hora de llegada del acusado tiene relevancia, dado que Ana Enjamio llegó a su casa esa madrugada poco después de las 5,00 horas y, sobre las 6,00 horas, su cadáver fue encontrado por un vecino al entrar en el portal del edificio, en la Avenida de Madrid.
Además, este miércoles otro testigo (el jefe de Homicidios de la Comisaría de Vigo) desveló que una cámara de una gasolinera situada en esa Avenida de Madrid, a unos centenares de metros del edificio donde vivía Ana, registró la imagen de un coche sobre las 5,30 horas que, «por sus características morfológicas», podría ser el vehículo de César A.O.
DECLARACIÓN EN COMISARÍA
Por otra parte, dos de los testigos que han comparecido este miércoles, dos agentes de Policía Judicial que tomaron declaración al acusado, subrayaron que éste se mostró «asintomático» a pesar de que ya sabía que Ana, con la que había mantenido una relación sentimental, estaba muerta. «Me sorprendió su frialdad, ni sentía ni padecía», ha señalado uno de los policías.
Este mismo funcionario también ha puesto de relieve que el acusado, durante el tiempo que estuvo en Comisaría, pidió ir al baño «por lo menos 5 veces», y que en cada ocasión, lo hacía «para lavarse las manos».
APLICACIONES «ESPÍAS»
Un testigo policial ha detallado también que, al analizar el teléfono de César, se percataron de que éste había tenido en su terminal (aunque ya las había eliminado) varias «aplicaciones espía, de seguimiento o rastreo».
Asimismo, ha indicado que también comprobaron que César tenía acceso, desde su teléfono móvil, al correo electrónico personal de la víctima; y que el móvil de Ana tenía registrado su historial de localización hasta el día 15 de diciembre como si, a partir de esa fecha, «lo hubiesen desactivado o lo hubiesen borrado».