El rey emérito Juan Carlos I ha salido a navegar este sábado en el municipio pontevedrés de Sanxenxo en medio del revuelo que ha generado la publicación de sus memorias en la editorial francesa Stock y a pesar de que la falta de viento que ha retrasado su salida.
Sobre las 11.50 horas horas de esta jornada, el ex monarca ha llegado al puerto deportivo de la localidad gallega accediendo directamente al pantalán en el que permanecían atracadas las embarcaciones.
Lo ha hecho a bordo de un coche que conducía su amigo Pedro Campos –quien acoge al ex moncarca en su casa de Nanín desde que aterrizó en Galicia–, vehículo desde el que Juan Carlos I ha saludado a la prensa y a los curiosos que esperaban en el espigón.
Una vez en el puerto, el padre de Felipe VI ha esperado durante varias horas bajo el sol de Sanxenxo y rodeado de amigos y familiares –entre ellos sus sobrinos María y Alfonso Zurita, y el pequeño Carlos– para poder salir a navegar al campo de regatas.
Finalmente, Juan Carlos I ha partido a las 14.14 horas del Real Club Náutico de Sanxenxo, ya que la falta de viento ha retrasado la salida e incluso ha hecho dudar a los presentes sobre si se suspendería la regata. Sin embargo, el ex monarca ha salido a navegar en una embarcación de apoyo y no en su barco ‘Bribón’.
Todo ello porque, debido a las duras condiciones climatológicas registradas esta semana, el buque portacontenedores ‘MSC Kayla’, que transporta su barco desde Estados Unidos hasta Vigo, ha sufrido un retraso y se encuentra actualmente en Gijón.
Motivo por el que el ex monarca no ha podido competir en el Desafío Barceló, última prueba de la Lilga Nacional de la clase 6 metros de esta temporada, ni siquiera con ‘Cristina’, barco de asistencia del ‘Bribón’, porque también viaja a bordo del ‘MSC Kayla’, y ha partido en un barco de apoyo.
Así, el ex monarca ha salido a navegar ante la mirada expectante de varios grupos de curiosos que han pasado la mañana de este sábado en el espigón del puerto esperando su partida. Murcia, Albacete o Zaragoza son algunos de los lugares de origen de estos turistas que no han dudado en esperar dos largas horas bajo el sol para ver cómo salía a navegar Juan Carlos I.

