La Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega) ha señalado que según los datos solicitados al sistema Copernicus-EFFIS (Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales) los incendios calcinaron 37.819 hectáreas de la Rede Natura 2000, lo que supone el 26 % de todo lo quemado hasta ahora este año y el 10,8 % del conjunto de los espacios protegidos gallegos.
Así lo ha trasladado el secretario técnico de la entidad, Fins Eirexas, durante una rueda de prensa este martes en la que ha señalado que esta es la «mayor afectación» por extensión quemada y porcentaje de esta figura europea desde su instauración en la Comunidad en el año 2004.
En este contexto, ha apuntado que estos espacios ardieron con una frecuencia 2,2 veces mayor que el resto del territorio, con una mayor incidencia en el Bidueiral de Montederramo, donde ardió el 56,8%; el Macizo Central, con 52,4% ardido; Pena Trevinca con el 20%, y Pena Maseira, con 14,8%, entre otros.
Por ello, ha denunciado la «opacidad y la desinformación» practicada por la Administración autonómica, ya que actualmente no se conocen datos oficiales de la afectación de los incendios a la Rede Natura galega, ni tampoco el plan de la Xunta para la recuperación de dichos espacios.
A renglón seguido, ha subrayado las «lamentables declaraciones» del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y de la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, por ser ejemplo de una «preocupante ignorancia» y de un «trumpismo ambiental».
PIDEN CONVOCAR «CON URGENCIA» AL COGAMADES
Por estos motivos, la secretaría ejecutiva de Adega, Belén Rodríguez, ha solicitado a la Xunta la convocatoria urgente del Consello Galego de Medio Ambiente e Desenvolvemento Sustentábel (Cogamades) para dar cuenta de su gestión y hacer balance de los daños.
También, piden que se especifique la información dada a la ciudadanía sobre incendios, con énfasis en la incidencia de los incendios sobre los espacios naturales protegidos o con especial valor ecológico.
Además, reclaman medidas urgentes de protección, restauración y regeneración de los espacios afectados; la recuperación de la figura del voluntariado en defensa del monte gallego, y la publicación de un mapa de riesgos asociados a los recientes incendios, en el que se concreten las zonas sensibles de erosión, afección sobre cursos y recursos.