Este martes habrán transcurrido 15 días desde que se decretó nivel 2 de alerta por incendios en la provincia de Ourense, el 12 de agosto, por una oleada «anómala», según ratificaba la Consellería de Medio Rural, derivada por una sequía prolongada durante dos meses, con precipitaciones por debajo de la media de los últimos treinta años.
Ahora, con más de 70.000 hectáreas calcinadas, los municipios afectados están en proceso de «encajar el golpe». «Se siente como un puñetazo en el estómago», así lo ha expresado en declaraciones a Europa Press Enrique Barreiro (PSdeG), alcalde de Vilamartín de Valdeorras, uno de los municipios más afectados por la ola de incendios.
Con un sector forestal «100% arrasado» y aldeas como San Vicente de Leira o Cernego que han sufrido importantes pérdidas en daños materiales, Vilamartín afronta consecuencias «muy duras». «Es muy complicado de explicar, a veces no te deja ni respirar», ha añadido.
Una sensación que comparte Aurentino Alonso (PSdeG), alcalde de O Barco de Valdeorras. «Han sido 15 días de mucha tensión», indica. A pesar de que, dice, el municipio no ha sufrido muchos «daños materiales», Alonso lamenta una «pérdida medioambiental tremenda».
«Más de 40.000 hectáreas, vivimos todos en estado de alerta, es una barbaridad», ha expresado la alcaldesa de Larouco, Patricia Lamela (PP), un municipio que ha contabilizado 3 casas calcinadas hasta el momento y pueblos en los que «ya no queda nada por arder».
UNA REFLEXIÓN
Tras dos semanas de «cansancio y desesperación», alcaldes y personal de extinción coinciden en la necesidad de «poner en valor el monte». «La política y la manera de gestionar los incendios tiene que cambiar» ha explicado Néstor Ogando (A Gudiña).
«No podemos esperar a que estén activas todas las brigadas solo durante los tres o cuatro meses de verano y que el resto del año no tengamos nada, es ahí donde hay que incidir», añade Aurentino Alonso (O Barco).
Con medios que «no llegan» y vecinos que «iban defendiendo como podían» sus propiedades, O Barco lamenta una situación que «multiplica con creces» a la vivida durante los incendios del año 2022. «Ha sido algo extraordinario, todo lo que ha ardido de riqueza, madera y monte», añade.
El principal problema, destaca, es el incumplimiento de las franjas perimetrales. «En los últimos cinco años abrimos cerca de 1.000 expedientes sancionadores, pero el problema sigue estando ahí», lamenta.
Señala que desde el ayuntamiento no existe la «capacidad suficiente» para gestionar «todo lo que se pide a nivel normativo» y solicita a la Xunta de Galicia que «busque la manera» de cumplir con la normativa de las franjas perimetrales.
Por su parte, Néstor Ogando (A Gudiña), incide en que uno de los factores principales es el abandono del rural. «Los pueblos ahora están abandonados, ahora hay muy poco ganado», ha destacado. «Si queremos salvar lo poco que nos queda del rural hay que ponerse las pilas», añade.
AYUDAS TRAS LOS INCENDIOS
Este martes tendrá lugar el Consejo de Ministros donde se declararán zonas catastróficas las áreas afectadas por el fuego y se celebrará, también, un Consello extraordinario de la Xunta este viernes para gestionar las ayudas a los afectados por los incendios.
Un Consello que presentará «inversiones cuantiosas», según avanzaba el presindente de la Xunta, Alfonso Rueda, en ayudas que estarán dirigidas tanto al sector vitivinícola como a viviendas y a prevención.
Así, los municipios afectados registran numerosas necesidades tras dos semanas luchando contra los fuegos, entre ellas, suplir la falta de pasto para el sector ganadero, hacer frente a los daños materiales ante las viviendas calcinadas, resolver los problemas de movilidad o el abastecimiento de agua y electricidad.
«Hemos metido agua y luz y en algunas zonas hemos puesto alumbrado también, lo fundamental ahora es perimetrar las casas en malas condiciones y asegurar en la medida de lo posible que no suponga un peligro», ha recalcaldo Enrique Barreiro (Vilamartín).
En ayuntamientos como O Barco o A Rúa preocupa especialmente el abastecimiento de agua potable. Según ha explicado María González (BNG), alcaldesa de A Rúa, «mucho material de los incendios» se ha depositado en las zonas de captación de agua, por ello, «habrá que hacer analíticas una vez acabe el humo para saber si se puede consumir».
En los municipios de Trives, Montederramo u Oímbra, la precupación se centra especialmente en la falta de suministro para el ganado. «Es necesario suministrar alimento para el ganado y todo lo que pueda aportar la Administración», ha señalado Francisco Rodríguez (PP), alcalde de Oímbra.