Un equipo, formado por investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC) y el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG) de Barcelona, ha identificado el mecanismo que determina el sexo de la merluza, lo que ayudará a su preservación y conservación.
El estudio se ha publicado en la revista científica ‘G3’ y los investigadores señalan que la pesca intensiva la ha convertido en una especie sobreexplotada, por lo que «se vuelve necesario conocer mejor su biología para mejorar su sostenibilidad a largo plazo».
En colaboración también con el Instituto Oceanográfico de Vigo (IEO), se ha ensamblado el genoma de merluza en los 21 cromosomas de su cariotipo alcanzando un tamaño de 715 millones de bases (Mb) y en el que se han podido anotar 26.625 genes codificantes de proteínas.
En la investigación se identificaron variaciones genéticas muy pequeñas y revelaron que los machos son heterocigotos (con dos versiones distintas del gen) y las hembras son homocigotos (con dos copias iguales).
Este hallazgo apunta a un sistema de determinación del sexo XX/XY, como el de los humanos, y según los investigadores, esta información «será de gran utilidad para la gestión pesquera» y para ayudar a la conservación y protección de la especie.
La merluza es una especie gonocorista, lo que implica que haya individuos machos y hembras, y esta diferencia se manifiesta de forma muy visible, ya que las hembras alcanzan mayores tamaños y pesos que los machos. «De esta forma, disponer de una herramienta accesible para conocer su sexo supondría un gran paso para la gestión de sus pesquerías, sobre todo teniendo en cuenta el sesgo en la pesca de ejemplares por tamaño, y los problemas asociados a la reversión sexual debidos a contaminantes presentes en el medio marino y relacionados con el incremento de temperatura por el cambio climático», explica el CSIC en un comunicado.
A diferencia de los mamíferos y aves, con un sistema de determinación sexual genético altamente conservado, en los peces este proceso es muy diverso y además influenciable por factores ambientales como la temperatura. Hasta la fecha, se han identificado hasta 27 genes diferentes que regulan el sexo en los peces, presentando incluso variaciones dentro de un misma familia. Este es el caso de los peces planos (del orden de los Pleuronectiformes), en el que se han identificado hasta seis genes diferentes, por ejemplo el gen sox2 en el rodaballo y el gen fshr en el lenguado.
Además de la genética, hay especies en las que el sexo viene determinado por factores ambientales, como la temperatura o el contexto social. En otras, como los hermafroditas secuenciales, pueden nacer machos y convertirse en hembras o a la inversa. Un gran número de variables y mecanismos que la comunidad científica está cada vez más cerca de comprender, gracias a los rápidos avances en las tecnologías de secuenciación y bioinformática que permiten obtener genomas de referencia a nivel cromosómico de las especies.