Un estudio de secuenciación completa del genoma gallego ha desvelado que los habitantes de zonas costeras muestran una mayor propensión a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, así como a cardiopatías isquémicas y al cáncer de ovario, aunque una menor tendencia a patologías mentales, como la esquizofrenia. En cambio, la población del interior es más propensa a las patologías metabólicas, como la diabetes tipo 2.
Estas son algunas de las conclusiones preliminares que arroja este proyecto realizado por investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) y del complejo hospitalario de la misma ciudad (CHUS).
Coordinado por los grupos de investigación ‘GenPoB’ y ‘GenViP’ y liderado por los profesores Antonio Salas Ellacuriaga y Federico Martinón Torres, se trata del «retrato genético más preciso» de la población gallega realizado hasta la fecha. Para ello, se analizaron 1.100 genomas completos, incluyendo de gallegos, referencias internacionales y cientos de muestras de otras regiones de la Península Ibérica.
El resultado de este proyecto, según explican los directores del mismo en un comunicado, «permite reconstruir la historia demográfica y el perfil genético de la comunidad con un nivel de detalle sin precedentes, a la vez que abre una ventana al futuro de la medicina personalizada en Galicia».
En este sentido, más allá de poder contar con un «mapa de riesgo genético» a enfermedades comunes en Galicia, las mediciones revelan que la Comunidad es «genéticamente homogénea en términos generales», aunque con algunos «matices locales relevantes» como los ya mencionados entre la costa y el interior.
Estas diferencias «parecen tener raíces profundas, posiblemente asociadas a patrones históricos de migración, mestizaje genético y pequeñas variaciones en la consanguinidad a lo largo de las generaciones».
Los expertos afirman que estos resultados abren la puerta a futuras estrategias de prevención más precisas, adaptadas a la realidad genética de cada territorio. «Si bien hoy en día no es factible implementar estas campañas de salud a escala comarcal o municipal, este tipo de información nos permite explorar nuevas líneas de investigación y una planificación preventiva más precisa», explica Martinón.
INFLUENCIA NORTEAFRICANA Y ORIENTAL
Más allá del plano sanitario, el estudio genético y la comparación con otras áreas ha permitido contextualizar los datos gallegos dentro del panorama genético más amplio de la Península, lo que revela algunas «particularidades» de Galicia, pero «sin perder de vista las conexiones compartidas», aclara Salas.
Así, aunque la mayor parte del ADN es compartido con otras sociedades ibéricas y europeas, la población gallega «oculta una sorpresa histórica en su genoma», ya que «alrededor del 15 por ciento de su perfil genético actual tiene raíces en el norte de África y Oriente Medio».
El equipo investigador sitúa esta influencia árabe en épocas anterior a la expansión de los musulmanes por la península, que se inició en el año 711. «Este legado parece haber llegado (a Galicia) mucho antes, entre los siglos VI y VII», explican.
Por tanto, creen que esta particularidad se pudo deber «a un posible goteo genético» norteafricano y oriental que había comenzado ya con el Imperio Romano, «cuando la antigua Gallaecia mantenía contactos marítimos y comerciales con zonas del Mediterráneo y el norte de África».
GALICIA, «UNA TIERRA ABIERTA»
Para Antonio Salas, «este hallazgo no sólo cambia la narrativa simplista tradicional sobre el origen de esta huella genética, sino que también reabre el debate sobre la intensidad y el alcance de las conexiones transmediterráneas que ya existían mucho antes de la invasión musulmana».
Por todo esto, el director del estudio desecha la idea de Galicia como una región que históricamente se consideró «un rincón remoto de Europa», ya que se revela ahora «como una tierra abierta al intercambio y la movilidad durante siglos».
Además, la variabilidad africana es «ligeramente mayor en el sur y sureste de Galicia», lo que sugiere que esta zona «pudo haber sido su principal puerta de entrada».
El estudio también desvela que esta herencia genética se transmite «principalmente por vía paterna, ya que hasta un 21 por ciento de los linajes masculinos tienen orígenes norteafricanos, especialmente relacionados con poblaciones bereberes como los mozabíes».
Este patrón, explica Salas, apunta a migraciones «probablemente asociadas a intercambios comerciales, actividades militares, trata de esclavos o redes de movilidad a través del Mediterráneo mucho antes de la ocupación islámica».
HOMOGENEIDAD GENÉTICA
Asimismo, el proyecto desvela un patrón de homogeneidad genética en Galicia, es decir, muy similar dentro de sus fronteras y con independencia del terreno. Esto contrasta con otras zonas de la península ibérica, donde las montañas y otros accidentes del terreno pudieron haber favorecido la fragmentación de su población.
En la Comunidad gallega, en cambio, la geografía «favoreció la mezcla», asegura Salas, ya que el territorio no cuenta con «grandes obstáculos internos» y tiene «una pequeña red de núcleos rurales distribuidos por todo el territorio y una larga tradición de movilidad por mar», lo que hizo que la población estuviese «históricamente conectada».
«El resultado es una estructura genética uniforme, donde la endogamia o el aislamiento tienen un impacto mucho menor de lo que se creía. En la práctica, Galicia, un territorio aparentemente periférico, se revela como un punto de encuentro genético más integrado y dinámico de lo que se suponía», sentencia el investigador.