El conselleiro de Educación, Ciencia, Universidades e FP, Román Rodríguez, ha insistido este viernes, antes de participar en un acto en Vigo, en mantener «una única facultad» de Medicina en Galicia –la de Santiago– para así «sumar recursos».
En declaraciones a los medios, ha reiterado que la postura de la Xunta «es muy clara» y pasa por seguir en la línea del acuerdo firmado en 2015 con las tres universidades públicas: la de Santiago sigue siendo la única que imparte el grado, pero se avanza en una descentralización de la docencia clínica.
Para ello, Rodríguez ha recordado que el lunes se reunirá por primera vez el grupo de trabajo conformado después del conflicto abierto por la Universidade da Coruña (UDC), cuando a mediados de mayo anunciaba el inicio de los trámites para contar con su propio Grado en Medicina a partir del curso 2027/28. Posteriormente, también desde Vigo surgieron voces reclamando esta titulación, la más fuerte la del alcalde, Abel Caballero.
El conselleiro ha asegurado que «hay tiempo de trabajar, de pensar y de reformular» para dar con la «mejor docencia posible» para el sistema sanitario gallego. «Desde luego, si sumamos los recursos, si somos capaces de coordinarnos, ganamos. Gana la sanidad, gana la educación y gana Galicia», ha añadido.
En cambio, «si rompemos de modo unilateral lo que tenemos», ha continuado Rodríguez, en referencia a las reclamaciones de Vigo y A Coruña, «seremos más pequeños».
Con todo, preguntado sobre las aspiraciones de Vigo en caso de que la universidad coruñesa no renuncia a tener el nuevo grado, el conselleiro ha evitado hablar «de cuestiones hipotéticas». «Desde luego, da la sensación de que o hablamos de una o hablamos de tres», ha apostillado.
Así las cosas, ha recordado que, en base a un estudio del Sergas, Galicia necesita cada año «entre 300 y 400 médicos» nuevos que salgan de la Facultad de Medicina. Actualmente, en la de Santiago entran cada curso unos 400 cada curso.
Por tanto, como estas cifras ya se cumplen, Rodríguez ha apelado a «la sensatez» en este período que se inicia con un grupo de trabajo sobre una reivindicación que «no es novedosa», sino que «es cíclica».