El Ministerio Público y las acusaciones particulares en el crimen de Elisa Abruñedo — que representan a los dos hijos de la víctima, asesinada y violada en septiembre de 2013 en Cabanas (A Coruña) — han ratificado su petición de condena para el hombre, Roger Serafín Rodríguez, al que se detuvo diez años después en su lugar de trabajo.
En concreto, por asesinato y agresión sexual solicita Fiscalía penas que suman 32 años de cárcel mientras que los letrados de los hijos elevan la petición a 37 años. Lo hacen con petición de agravantes como ensañamiento, alevosía y abuso superioridad, según han expuesto en declaraciones a los medios de comunicación y también en la vista, dedicada este viernes a la lectura de las conclusiones.
Esta parte entiende que hubo «aprovechamiento del lugar y de las circunstancias» por el hecho de que la víctima fuese sola, cerca de su casa, dando un paseo, y por donde la llevó, a una zona en la que no había visibilidad desde la carretera. También entienden que hubo agravante de género en relación a la agresión sexual.
Las acusaciones particulares han destacado, entre otras, las declaraciones de los investigadores o lo recogido en el informe psiquiátrico del centro penitenciario. Así, han considerado que se evidenció, en base a testificales y periciales, que hubo «una violencia excesiva» y que se causó a la fallecida «un sufrimiento innecesario» con una «voluntad deliberada» en este sentido.
Además, han argumentado que está, a su juicio, ratificado que no había por parte del acusado una «distorsión» de la realidad, como alegó en su momento su defensa. Lo han expuesto para rechazar atenuantes o eximentes a este respecto para el procesado.
«LA MALDAD EXISTE»
Ya en sala, el Ministerio Público ha incidido en que no «hay duda» de que Roger Serafín Rodríguez es el autor, por los datos recabados en la investigación y no solo por el hecho de que reconociese los hechos tras su detención, diez años después.
Mientras, ha remarcado la incapacidad de defensa de la víctima, en línea con lo que sostienen las acusaciones particulares, y ha apostillado que Elisa Abruñedo estaba en una situación de «extrema vulnerabilidad» cuando la apuñala.
Las acusaciones particulares, como Fiscalía, rechazan la explicación del acusado tras su detención en la que afirmó que la mujer subió voluntariamente a su coche y que se conocían y han incidido en que las pruebas lo «vinculan inequívocamente» con los hechos.
ÚLTIMA SESIÓN
Ha sido en la última sesión del juicio celebrado durante esta semana en la Audiencia Provincial de A Coruña, con Tribunal del Jurado y tras cinco días de sesiones en las que el procesado optó por no declarar manteniendo, en todo momento, una actitud cabizbaja.
«No ha colaborado, se ha mantenido callado durante diez años, solo no negó lo evidente», ha expuesto la fiscal sobre su silencio hasta su detención y lo que admitió una vez que se produjo esta. «La maldad existe, no hay que buscar más explicación», ha señalado en referencia a lo recogido por el perito que evaluó al acusado.
DETENCIÓN
La detención del procesado se produjo diez años más tarde, en los astilleros de Navantia de Ferrol donde trabajaba, y después de que se pudiera cotejar el ADN localizado en la víctima con el de él. Fue tras una búsqueda durante años de coches similares al visto en el lugar de los hechos, de personas con el apellido Rodríguez como él y de numerosas pruebas genéticas para descartar autores.
En el juicio, han declarado los hijos de la víctima — que a los dos años perdieron a su padre en un accidente laboral y con alusión a sus secuelas psicológicas todavía en la actualidad –; también testigos, entre ellos la persona que localizó el cadáver e investigadores del caso, que destacaron la «violencia bastante extrema» en la agresión.
También lo hizo el forense que realizó la autopsia y que, por como fue localizado el cuerpo y por las lesiones que presentaba, dijo que se evidenciaba por parte del autor un «total desprecio a la víctima».
«Una ejecución», sostuvo otro especialista, de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que ratificó como otros la «intención de matar» después de ser agredida sexualmente y con un ataque posterior con un arma blanca en cuello, pulmones y corazón. Eso tras ser sorprendida por la espalda mientras la víctima caminaba sola cerca de su casa.
A su vez, el especialista que evaluó en prisión al autor confeso descartó que se mostrase arrepentido, aunque sí preocupado por la imagen que pudiera haber en su entorno tras conocerse su detención. «Pasó página y siguió con su vida», aseveró tras descartar que el acusado sufra algún trastorno.
HECHOS
Desde octubre de 2023, el procesado está en prisión a la que fue trasladado tras ser detenido por la Guardia Civil en su propio puesto de trabajo, en el astillero de Navantia Ferrol, donde era operario de una empresa auxiliar. Tras el arresto, confesó ser el responsable de la violación y muerte de la vecina de la comarca de Eume diez años atrás.
Según el escrito de acusación, entre las 20.45 y las 21.00 horas del 1 de septiembre de 2013, el hombre conducía su vehículo cuando vio caminando a la víctima por la carretera provincial DP-1503, en las inmediaciones de su domicilio. Luego se desplazó a un camino de tierra de la zona, detuvo su coche y se dirigió a la mujer «abordándola por la espalda, agarrándola fuertemente con un brazo y golpeándola en la cara, en la zona de la mandíbula».
Acto seguido, según el Ministerio Fiscal, el encausado se introdujo en el terreno situado al lado de la carretera «en el que había pinos y abundante vegetación de monte bajo», arrastrando a la víctima marcha atrás mientras la sostenía fuertemente de espaldas a él, «recorriendo aproximadamente 17 metros hasta el interior de la parcela, donde no podía ser visto desde la carretera». Allí la violó y la asesinó, según Fiscalía y las acusaciones.