El Bloque Nacionalista Galego (BNG) quiere que se reconozca la condición de víctimas del franquismo a las jóvenes que fueron recluidas por el Patronato de Protección a la Mujer, una institución de la dictadura que tuvo diversas ‘casas de acogida’ gestionadas por monjas y que estuvo funcionando hasta 1985, una década después de la muerte de Francisco Franco.
Este es el objetivo de la proposición no de ley que el diputado nacionalista gallego, Néstor Rego, ha registrado en el Congreso y en la que también se llama a honrar a todas las mujeres que pasaron por esas casas, a facilitar el acceso a los correspondientes archivos para poder investigar las vejaciones de las que fueron objeto y a recoger sus testimonios para hacerles Justicia.
En la iniciativa, a la que ha tenido acceso Europa Press, el BNG recuerda que mediante un decreto de 1941, el régimen reconvirtió el extinto Patronato de Protección a la Mujer, que se había creado en la República para luchar contra la prostitución, en una institución destinada a la «dignificación moral de la mujer, especialmente de las jóvenes, para impedir su explotación, alejarlas del vicio y educarlas según las enseñanzas de la Religión Católica».
FÉRREO CONTROL PATRIARCAL
Con el pretexto de acabar con la prostitución clandestina de menores, se activó un mecanismo para «ejercer un férreo control patriarcal sobre las mujeres que desafiaban los estereotipos de mujer buena y virtuosa, que las relegaban a un papel de beatas, esposas sumisas y madres».
En aplicación de esta norma, miles de mujeres fueron encerradas a la fuerza, privadas de los derechos fundamentales más básicos y retenidas en instituciones moralistas, reaccionarias y ultracatólicas hasta bien avanzada la Transición.
El BNG recuerda que, pese a ser una de las instituciones «más represivas y crueles» de la dictadura, gran parte de la sociedad española aún desconoce que miles de mujeres de entre 16 y 25 años fueron confinadas en estas ‘casas de acogida’ gestionadas por congregaciones religiosas como las Oblatas, las Terciarias Capuchinas, las Trinitarias o las Cruzadas Evangélicas.
Además de ser sometidas a todo tipo de vejaciones, humillaciones estas jóvenes eran obligadas a realizar trabajos para empresas sin recibir remuneración alguna, durante el tiempo que pasaban en estos centros de internamiento.
El BNG lamenta que todavía hoy hay muy pocos estudios sobre esta estructura de represión patriarcal franquista. Por eso quiere que el Congreso inste al Gobierno a promover y desarrollar investigaciones, en colaboración con las comunidades autónomas, facilitando el acceso a toda la documentación dispersa en diferentes enclaves como las Diputaciones Provinciales, los Archivos Históricos Provinciales, las congregaciones religiosas y otras instituciones.
PROTAGONISTAS DE LA RESISTENCIA AL FASCISMO
Para ello, se deberá también recoger el testimonio de las mujeres supervivientes y concedérseles la consideración de víctimas del franquismo, pues «también fueron protagonistas de la resistencia al fascismo en el ámbito público y privado».
Asimismo, la iniciativa defiende que se haga reconocimiento público y de reparación de las especiales formas de «represión y violencia» ejercidas contra las mujeres durante el franquismo por su actividad pública, política, sindical e intelectual, por cometer adulterio o abortar.