Bancos de Alimentos demandan ayudas ante una situación que califican de «complicada» a la espera de que se convoquen nueva campañas de recogida. «Tenemos estanterías vacías», resume el presidente de la entidad en Vigo, Iván Martínez, en declaraciones a Europa Press.
En la misma línea, el presidente del Banco de Alimentos de A Coruña, Manuel Mora, insta a los voluntarios a «echar una mano a la hora de informar a la gente de las necesidades». «Estamos en una situación complicada que nos ha obligado a invertir dinero», señala sobre las aportaciones económicas que reciben y que han destinado a la compra de productos.
Y aunque destaca la colaboración de instituciones, incide en que sus recursos son «limitados». En el caso del Banco de Alimentos de A Coruña atienden a 27.000 personas a través de 120 entidades llegando a toda la provincia.
Sobre esta época, indica que es «la peor» ya que el resto del año cuentan con alimentos «donados por las recogidas que hacemos, como la del último fin de semana de noviembre, y eso nos dura normalmente hasta marzo y abril». En mayo, vuelve a haber una nueva recogida con la que completan los meses de «junio, julio y algo de agosto».
«A partir de ahí, no hay recogidas, son solo las donaciones por parte de entidades, empresas», cita como ejemplos. Por eso, asegura que de septiembre a noviembre son los meses más complicados lo que les ha llevado a comprar alimentos con donaciones económicas para «ir tirando».
MENOS APORTACIONES
En cuanto a las donaciones de particulares, sean económicas o en productos, explica que «está influyendo de forma importante» la cesta de la compra por el coste de la misma. Con todo, resaltan las donaciones de cinco euros por parte de algunas personas. «Tienen un mérito tremendo», señala en los casos en que estas tienen recursos limitados.
Respecto a las necesidades, recuerda que suelen pedir productos no perecederos, pero, en particular, subraya las ventajas de los envasados y ya precocinados para colectivos que demandan ayuda. «Les facilita tener que evitar consumir energía eléctrica». También pide productos para bebés, al atender a casi 800 en la provincia a través de entidades.
«Han entrado recientemente madres con maltrato familiar», cita sobre el perfil de personas que atienden, «en torno a a 260 más». Este dato lo vincula con el hecho de que ahora Europa facilite aportaciones con el «cheque monedero» que exige que las personas tengan que tener «un menor al cargo».
En la misma línea, Iván Martínez, presidente del Banco de Alimentos de Vigo — que entregó en el primer semestre de este año un total de 705.027 kilos de comida — explica que está siendo un año complicado «porque ha desaparecido el Fondo de Ayuda Europea para las Personas más Desfavorecidas».
«En el caso concreto de nuestro Banco, hemos dejado de recibir unos 500.000 kilos de alimentos que estamos tratando de suplir con un gran esfuerzo de gestión». «Ahora mismo, tenemos las estanterías del Banco especialmente vacías, aunque, confiamos que con la campaña Gran Recogida, prevista a finales de noviembre, podamos llenarlas».
DEMANDA «ESTABLE»
«La demanda, en el caso de nuestro Banco de Alimentos, se está manteniendo más o menos estable», apunta también en relación a las 153 ONGs con las que colaboran. «Existe una pobreza cronificada de difícil solución», lamenta al ser preguntado por el perfil del demandante y exponiendo que el «trabajador empobrecido» es algo que «ha llegado para quedarse».
En relación a ls necesidades, indica que están siendo «las mismas». «Sí notamos que se reclaman más productos de grandes aportes nutricionales como las conservas de carne y pescado o, también, comida ya elaborada como los tarros de cristal de legumbres y vegetales».
Por otra parte, alude al aprovechamiento de productos que no se comercializan pero que están en buen estado. «Durante 2023, este trabajo diario permitió que evitásemos que unos 300.000 kilos de comida acabasen en la basura». «Denominados mermas, suelen ser productos frescos (carne, pescado o verduras) con lo que también estamos mejorando la alimentación de las personas más desfavorecidas».
En cuanto a las donaciones, constata «una bajada generalizada». «Es lógico que, con las subidas constantes de los alimentos de primera necesidad las personas donen menos, no es que hayan dejado de hacerlo, sino que lo hacen en la medida que pueden». «Algo parecido ocurre con las empresas», apostilla.