La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, organismo autónomo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, hace balance del año hidrológico 2023-2024 que destaca como el segundo más húmedo desde 1980-81.
Así, ha detallado que los meses de octubre, noviembre, marzo y septiembre pueden calificarse como muy húmedos; febrero, mayo y junio como húmedos; diciembre, enero, abril y julio como normales; y, únicamente, agosto como muy seco.
Según ha explicado la entidad, el año hidrológico 2023/24 comenzó con precipitaciones elevadas, ya que el acumulado de octubre y noviembre fue el máximo de la serie histórica, provocando los eventos de avenida más importantes del período.
Después, desde principios de diciembre las precipitaciones fueron abundantes pero distribuidas tanto espacial como temporalmente, dando lugar a eventos de baja entidad que evitan daños materiales y favorecen la recarga de la reserva hídrica en la Demarcación, es decir, «el porcentaje de llenado de embalses, los niveles piezométricos y los caudales circulantes, que mantuvieron durante la mayor parte del año los valores por encima de la media».
En relación con la distribución de la precipitación por los diferentes territorios de la demarcación, el año ha sido muy húmedo en todas las unidades territoriales (Miño Alto, Miño Bajo, Cabe, Sil Superior y Sil Inferior) a excepción de A Limia, unidad que ha registrado el máximo de precipitación de la serie histórica, por lo que el año se cataloga como extremadamente húmedo.
EMBALSES
En cuanto a los embalses, se encuentran al cierre del año hidrológico al 63,71% de su capacidad máxima. Este volumen, según la Confederación, es un 3,90% mayor que la cantidad de agua embalsada hace un año, 59,81%, y un 9,40% mayor que el llenado promedio histórico en estas fechas, 54,31%.
En este contexto, el volumen actual representa el segundo valor más elevado de la serie histórica (1999/00 – 2022/23), sólo por detrás del año 2009 que a fin de año hidrológico presentaba un llenado del 65,52%. Las altas precipitaciones permitieron que la reserva de agua embalsada alcanzase valores máximos durante las distintas épocas del año: noviembre, mayo y el periodo comprendido entre finales de julio y mediados de septiembre.
CAUDALES Y APORTACIONES
En lo relativo a los caudales circulantes en la Demarcación, a 30 de septiembre se encuentran de media un 80% por encima del promedio histórico, mientras que al cierre del año hidrológico anterior era un 30%.
Respecto a los niveles piezométricos en las aguas subterráneas, se ha cerrado en valores prácticamente iguales al promedio, un 0,2% por debajo de la media.
«Estas precipitaciones tan elevadas se produjeron muy repartidas tanto temporal como territorialmente, lo que ha contribuido a incrementar la recarga de nuestras aguas subterráneas, el llenado de los embalses y a aumentar el caudal circulante de nuestros ríos. Estas circunstancias mejoran el estado de las masas de agua superficiales y subterráneas y evitan su deterioro, posibilitando, además, la atención de las demandas de agua para los diferentes usos socioeconómicos, siendo estos los objetivos principales de la planificación hidrológica», ha resumido el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica, Carlos Ruiz del Portal.