Las cenizas mortales del intelectual «máximo defensor de Castelao», Rodolfo Prada, descansan desde este domingo en el cementerio de Casdavil, en el municipio ourensano de Os Peares.

Con esta acción, la Diputación de Ourense ha dado cumplimiento a la voluntad del intelectual, con un acto cívico-religioso en el que se ha recordado el último deseo de Prada: «descansar en paz de Dios en la tierra en la nací, cuando Galicia recupere la democracia, arrebatada por la fuerza de la barbarie, y alcance el autogobierno del que es merecedora como pueblo con identidad propia».

Ahora, después de su fallecimiento en 1980 en Argentina, sus cenizas han sido devueltas a su tierra natal. Al respecto, el presidente de la Diputación, Manuel Baltar, ha destacado que este «es un ejercicio de memoria histórica, un acto de justicia y de reparación, que llega 39 años después de su muerte».

«Hoy se cumple la voluntad de un hombre bueno y generoso, de un galleguista cabal y dialogante que defendió sus ideales con convicción lejos de sectarismos e intransigencias, de un católico que insistió en la necesidad de una Iglesia que hablase en la lengua del pueblo y que atendiese a la realidad del país. Por ello, hoy cumplimos una deuda», ha señalado Baltar.

Por su parte, el escritor Luís González Tosar ha añadido que «el presidente y motor principal» de la Organización Republicana Nacionalista Galega se convirtió en el hombre más fiel y leal a Castelao cuando llegó a Buenos Aires.

Además, al acto también acudió la nieta de Prada, María Elena Prada desde Santiago de Chile.