La sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo ha acordado absolver a un joven acusado de dos delitos de violación, uno de ellos continuado, cometidos sobre quien era su pareja, una menor de 17 años de edad.
La denunciante acusó al chico, con el que mantuvo una relación de 11 meses (varios de ellos de convivencia, en un piso alquilado en Vilalba) de obligarla a mantener relaciones sexuales con penetración anal y vaginal, empleando la fuerza física o la presión psicológica.
Sin embargo, la Audiencia señala que, pese a atribuirle al acusado «hechos de violencia sexual gravísimos», con penetraciones no consentidas, dichos hechos no se recogen en el escrito de acusación «con una mínima concreción».
Al respecto, el tribunal provincial ha señalado que, en procesos de este tipo, la principal carga de la prueba es la declaración de la víctima, que ha de reunir unos requisitos de credibilidad, y persistencia en la incriminación. Según señala en su sentencia, en este caso, la declaración de la denunciante «no reúne suficientemente las garantías exigibles para fundamentar la condena».
Así, expone que la joven incurre en «imprecisiones diversas» y «contradicciones importantes», o que su testimonio no es compatible con su forma de actuar durante la relación (y alude a que la propia chica hablaba con la hermana del acusado, sobre la felicidad que sentía, e incluso ante la eventualidad de quedarse embarazada).
Igualmente, señala que las lesiones apreciadas en la vagina por las forenses eran leves, y que incluso podrían ser compatibles «con un simple rascado». Además, el informe psicológico de las peritos apunta que, si bien su testimonio «podría reputarse creíble», existen «importantes dudas».
Finalmente, la Audiencia indica que tampoco puede descartarse un ánimo espúreo por parte de la chica, debido a la ruptura de la relación y a que el acusado había retomado contacto con una exnovia.