La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha condenado a una vecina de la ciudad que durante meses se dedicó a seguir, vigilar y dejar notas al director de su sucursal bancaria para «trasladarle su amor».
En concreto, la Audiencia ha desestimado el recurso de la condenada y ha ratificado la sentencia dictada por el Juzgado de Instrucción número 6 de Vigo, que le imponía una multa de 540 euros y una orden de alejamiento del hombre por un delito leve continuado de coacciones, así como una multa de 270 euros haber zarandeado a una de las empleadas del banco.
El fallo recoge que la mujer, clienta de una oficina bancaria de Vigo, se presentó en las navidades de 2017 en la sucursal para entregar a todos los empleados una planta como obsequio y para dejar un «regalo envuelto» para su director.
Unos días después, prosigue, la mujer volvió a la oficina y solicitó entrevistarse con el director, que le trasladó que no era necesario que les hiciese ningún regalo. A esto, la condenada respondió diciendo al denunciante ‘a ti te ha elegido Dios’, tras lo que el hombre le recomendó que tratase cualquier cuestión relativa a la oficina con el resto de su equipo y no con él.
LO VISITABA VARIAS VECES POR SEMANA
A partir de ese momento, la mujer «comenzó a presentarse en la oficina de forma continua, varias veces por semana», preguntando por el director y buscando reunirse con él, algo que impedían el resto de los empleados.
A mayores, reitera, la mujer se sentaba en la cafetería situada enfrente de la oficina y, desde allí, «se mantenía durante horas en actitud vigilante», llegando a seguir al hombre cuando salía de la oficina y «dejando en varias ocasiones notas en la motocicleta» de la víctima y «marcas de besos de carmín en los espejos retrovisores y en los escaparates de la oficina».
La condenada también aseguraba públicamente que mantenía una relación sentimental con el denunciante, llegando a decirlo tanto en una panadería que frecuentaban los empleados de la sucursal como en la cafetería que se encontraba enfrente.
En una ocasión, la mujer llegó incluso a «agarrar fuertemente» a una empleada y «zarandearla» cuando pretendía encontrarse con el director de la oficina. Por ello, el hombre se vio forzado a «alterar su rutina diaria» para evitar ser «controlado por ella».