El maquinista Francisco Garzón y el ex director de seguridad de Adif Andrés Cortabitarte volverán a coincidir y tendrán derecho a la última palabra en la sesión de este jueves, que pondrá fin a casi 10 meses de juicio oral.
Tras la lectura de informes por parte de Fiscalía, acusaciones populares, acusaciones particulares, Abogacía del Estado, Renfe y las aseguradoras, este jueves tocará el turno de exponer sus últimos argumentos a las defensas de los dos acusados.
Por eso, tanto Garzón como Cortabitarte tendrán la obligación de asistir a la vista oral que se desarrolla desde octubre pasado en la Cidade da Cultura de Santiago. Si bien es habitual que el ex alto cargo de la empresa pública Adif asista en jornadas relevantes, el trabajador de Renfe solo acudió cuando así lo requirió la jueza.
El proceso para determinar responsabilidades penales y civiles por los 80 muertos y los 145 heridos que causó el siniestro ferroviario ha estado marcado en las últimas semanas por el cambio de postura del representante del Ministerio Público, quien retiró su acusación contra el ex responsable de seguridad y solo la mantiene contra el maquinista.
Esta decisión fue criticada por el resto de las partes, salvo Abogacía del Estado (que representa a Adif) y el seguro de esta empresa pública (Allianz Global).
La recta final también ha cuadrado con la celebración del décimo aniversario de la tragedia, en la que las víctimas volvieron a la capital gallega para homenajear a los fallecidos, exigir justicia y denunciar las «mentiras» y la «razón de estado» que ven presentes a lo largo de todo este tiempo y en la vista oral.
PRIMERO CORTABITARTE, LUEGO GARZÓN
De acuerdo con el orden que siguieron las intervenciones a lo largo de estos meses, es previsible que el letrado que representa a Cortabitarte sea el primero en tomar la palabra este jueves, para defender su absolución. Lo mismo hará, a continuación, el abogado de Garzón, tras lo que el juicio quedará visto para sentencia.
Ambos están acusados de 80 homicidios y 145 delitos de lesiones por imprudencia profesional grave, por el análisis de riesgos el primero y la conducción el segundo.