La investigación apunta a «un sobrecalentamiento de las resistencias de filado de cable» como causa del incendio del arrastrero ‘Figaro’ –barco propiedad de la viguesa Freiremar en el que había parte de tripulación gallega–, ocurrido en la costa de Benguela (Angola) el 19 de octubre de 2020.
El informe que ha publicado la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) indica que el incendio se localizó inicialmente junto al tronco de escaleras en el guardacalor de babor y rápidamente se extendió para quemar redes y flotadores de plástico. El capitán ordenó evacuar a la tripulación, que fue rescatada a salvo.
Aunque no se ha podido determinar «la causa inmediata del incendio», se considera «posible» que el incendio fuese consecuencia del sobrecalentamiento. Además, las actuaciones llevadas a cabo por parte de la tripulación fueron ineficaces, bien porque el fuego fue detectado en un estado avanzado o bien por la falta de familiarización de algunos tripulantes con los medios disponibles a bordo.
De hecho, la Ciaim recoge que la tripulación no cumplía con los requisitos de titulaciones profesionales para ejercer las tareas propias del puesto que ocupaban de acuerdo con la lista de tripulantes, ni tampoco con los de formación de seguridad exigida por la bandera española. El puerto base de este pesquero estaba en Las Palmas de Gran Canaria y su puerto de matrícula era Ondarroa (Vizcaya).
A esto se unió que «la medida propuesta por la tripulación de no abrir la escotilla de la bodega, que se considera lo más correcto para evitar que se reavivase el fuego, no fue considerada por los bomberos, lo que contribuyó al avivamiento del fuego».
Si bien no guarda relación directa con el accidente, hay indicios de que el buque «podría operar sobrecargado ocasionalmente, al cargar un peso de pescado congelado superior al máximo indicado en el libro de estabilidad».