En torno a una veintena de trabajadores han participado este jueves en una concentración convocada por la CIG-Saúde ante el edificio administrativo del Servizo Galego de Saúde (Sergas), en Santiago de Compostela, para clamar contra sus «incumplimientos» en materia de riesgos laborales, entre ellos cuestiones relativas a las agresiones a sanitarios y la entrega de uniformes.
En la protesta, celebrada a mediodía en las puertas de la Consellería de Sanidade en San Lázaro, se ha desplegado una pancarta con el lema ‘Pola seguridade nos postos de traballo’ –en castellano, ‘Por la seguridad en los puestos de trabajo’– y los participantes han coreado consignas como ‘Onde están os nosos dereitos? Están metidos nun cadaleito’ –‘¿Dónde están nuestros derechos? Están metidos en un ataúd’–.
En declaraciones ante los medios de comunicación, Irene Tato, delegada de Prevención de Riesgos Laborales de la CIG, ha alertado de los datos que apuntan a «un aumento de agresiones físicas y verbales» al personal sanitario, tanto a nivel hospitalario como de Atención Primaria.
«Las trabajadoras están siendo escudos por parte de la falta de gestión y organización del Sergas», asevera Tato, puesto que estos episodios son consecuencia de «problemas estructurales» como la falta de personal y las listas de espera, que «lo que hacen es sobrecargar los servicios».
Y es que, si bien existen protocolos para denunciar, la sindicalista considera que las gerencias no hacen una «divulgación adecuada» de los mismos y las incidencias «se acaban perdiendo y no notificando».
A esto suma la delegada de la CIG la «falta absoluta de creación de protocolos específicos e inminentes» ante los accidentes. ¿Cómo? Pues a través de «un plan de necesidades» para que, una vez se producen, hacer «un informe de investigación de estos sucesos» pero también cumplir los dictámenes de los servicios de Medicina Preventiva.
En este contexto, Tato ha citado una recomendación por parte de la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales de que no haya trabajadores solos en un centros de salud. Así, ha puesto el ejemplo del centro de Abellá, en el ayuntamiento de Frades (A Coruña), donde hay una enfermera sola trabajando y ya se produjeron «incidencias». En concreto, ha mencionado que «hace un año» esta empleada resbaló y le cayó encima un mueble.
UNIFORMES Y ADAPTACIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO
Por su parte, Xabier Alvedro, otro delegada de Prevención de Riesgos Laborales de la CIG, ha mencionado los problemas del personal del Sergas con sus uniformes de trabajo.
Según ha explicado, a raíz de la pandemia de la covid, hubo una «dejadez absoluta» de la entrega de esta vestimenta en centros de salud, incluso con requerimientos desde «hace tres años» por parte de Inspección de trabajo.
Asimismo, Alvedro ha apuntado la «falta de adaptación» de los puestos de trabajo pese a que llevan «un año encima de la mesa» las recomendaciones de la Unidad de Riesgos Laborales. Es en este ámbito en el que «una empresa del ámbito público como el Sergas tiene que ser ejemplarizante».
«Es inconcebible que esta empresa se dedique a hacer esta precariedad en los puestos que tenemos para personal de la sanidad pública. Después nos preguntamos cuáles son las casuísticas de los profesionales para que se marchen», ha sentenciado el responsable de la CIG.