La inducción de un campo magnético a través de imanes en la superficie de la cabeza es un incipiente tratamiento contra la epilepsia en Galicia que se han presentado este lunes en Santiago, durante el transcurso de unas jornadas organizadas por la Federación Española de Epilepsia, en el Centro Obra Social Abanca, con motivo del día internacional de esta enfermedad.
El encargado de explicar esta técnica en el acto, que ha sido inaugurado por el conselleiro de Sanidade de la Xunta, Julio García Comesaña, ha sido el doctor Juan Casto Rivadulla, profesor de Fisiología en la Universidade da Coruña (UDC), investigador en Neurociencia y doctor en Biología por la Universidade de Santiago de Compostela (USC).
En su conferencia, Rivadulla ha explicado varias técnicas «no invasivas» para el tratamiento de la epilepsia, es decir, que permiten modificar la actividad cerebral desde fuera. Aparte de la estimulación por corrientes eléctricas y pulsos magnéticos, ha mencionado una técnica en la que trabaja, por ahora tan solo con tres pacientes que han accedido.
Sin embargo, tras «muchos experimentos» con ratones, este investigador ha logrado confirmar que la estimulación magnética transcraneal contribuye a reducir la actividad cerebral, lo que se puede adaptar para tratar la epilepsia.
Según datos que ha ofrecido en su exposición, el estudio de dos grupos de ratones ha permitido observar que, en aquellos que no se someten a inducción magnética, las crisis se disparaban hasta el 90 por ciento de los casos, mientras que en los otros el porcentaje se reducía al 48 por ciento y los episodios epilépticos eran «más cortos».
En humanos, de momento hay tres personas sometidas a este tratamiento que acuden todos los días hasta el hospital en A Coruña. La primera «buena noticia», ha asegurado Rivadulla, es que notaron «cero efectos secundarios» y que, además de dormir mejor, vieron disminuida la actividad epiléctica.
De hecho, uno de los asistentes a la conferencia lo ha corroborado: «Uno de los pacientes es amigo mío y el cambio es alucinante».
«MÁS RELACIÓN» ENTRE MÉDICOS E INVESTIGADORES
El conselleiro de Sanidade ha sido el encargado de inaugurar estas jornadas. Aprovechando su presencia, el doctor Rivadulla le ha dejado una petición: «Que médicos e investigadores tengan más relación y no dependa de la buena voluntad de unos y de otros».
Durante el discurso de apertura de este evento, en el que también ha intervenido –entre otros– la presidenta de la Federación Española de Epilepsia, Elvira Vacas, el conselleiro ha reivindicado que el Hospital Clínico Universitario de Santiago es «uno de los ocho centros de referencia» del Sistema Nacional de Salud para el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia refractaria en adultos.
Según cifras que ha aportado, la unidad dedicada a esta patología en este centro lleva realizadas más de 500 cirugías desde el inicio del programa de cirugía de epilepsia, en el año 1998.
Con todo, tal y como ha remarcado el responsable sanitario de la Xunta, la actividad asistencial no se reduce únicamente al ámbito hospitalario». Por eso, ha recordado que existe un ‘Programa Alerta Escolar’, que pretende aportar una atención inmediata y eficaz a todos los niños escolarizados, hasta los 16 años, que padecen patologías crónicas, entre ellas crisis alérgicas, comiciales y diabéticas.
En este contexto, García Comesaña ha subrayado que Galicia sigue trabajando «para afrontar los nuevos retos que se presentan en relación a la epilepsia, y lo hace de la mano de excelentes profesionales».
Así, ha agradecido a la Federación Española de Epilepsia, a la Federación Española de Enfermedades Raras y a las asociaciones representadas en la jornada su trabajo y esfuerzo, al tiempo que ha remarcado que eventos como este son «imprescindibles para mejorar la transferencia de conocimiento y hacer que los servicios públicos de salud estén preparados».
Por su parte, la presidenta de la Federación de Epilepsia, Elvira Vacas, ha marcado el reto de la organización de «posicionar» esta enfermedad «a nivel social e institucional», porque considera que todavía «no está al mismo nivel que otras patologías».