Un total de 2.252 personas refugiadas en Galicia tras huir de la guerra de Ucrania tienen reconocido el derecho a recibir atención sanitaria en el Servizo Galego de Saúde (Sergas), donde profesionales y pacientes se enfrentan a la barrera del idioma para hacerse entender.
Los ucranianos llegados a Galicia tras la invasión de su país por Rusia de la que se cumplirá en febrero un año son parte de las más de 25.000 personas que residen en la comunidad sin estar aseguradas pero que tienen derecho a recibir total prestación sanitaria en el sistema gallego.
En Galicia, todas las personas tienen reconocida su tarjeta sanitaria siempre que acrediten estar empadronadas en un ayuntamiento gallego y haber residido por un período de, al menos, de seis meses. Unos requisitos que se flexibilizan en el caso de personas solicitantes de protección internacional, quienes con sólo el registro de esta petición que pueden formular en comisarías ya se les concede el derecho a prestación sanitaria en el Sergas.
Ese fue el caso de las 2.252 personas que al cierre del año, según los datos facilitados a Europa Press por la Consellería de Sanidade, forman parte del grupo de Protección Temporal para ciudadanos procedentes de Ucrania. De estos, casi una cuarta parte pasaron por el punto de atención habilitado por la Xunta en la Cidade da Cultura, en Santiago, entre mayo y junio.
«Cuando empezaron a llegar personas de Ucrania necesitaban una primera atención para facilitarles tanto la protección sanitaria como para hacerles una primera evaluación de posibles enfermedades o incidencias», ha señalado la subdirectora xeral de Saúde Pública, Marta Piñeiro.
En declaraciones a Europa Press, la responsable de la Consellería de Sanidade ha apuntado que el «objetivo primordial» era «facilitar los trámites» a las personas que recalaron en Galicia tras escapar de su país. Este punto estuvo en funcionamiento durante un mes y medio y, ahora, se centraliza en los propios centros sanitarios.
Para la Asociación Galega de Axuda a Ucraína, la atención a los refugiados ha sido «rápida y satisfactoria» pese a los problemas derivados del idioma. Una barrera que la Xunta trató de salvar en un primer momento con la colaboración de traductores, que formaban parte del dispositivo integrado en el punto de atención del Gaiás, donde también participaron personal de emergencias, trabajadores sociales o administrativos, además de profesionales sanitarios.
Marta Piñeiro ha apuntado que, una vez que se comprobaba que la persona había hecho los trámites para inscribirse en el sistema sanitario gallego, los facultativos los sometían a una primera evalucación sobre su estado de salud, con preguntas sobre su historia clínica para conocer si padecían algún tipo de dolencia, tomaban medicación o tenían completo el calendario de vacunación.
Todo ello con el apoyo de un intérprete que permitiese esquivar el escollo de la lengua, algo que, en palabras de la responsable de Saúde Pública, «no fue fácil» conseguir «porque el ucraniano no es un idioma mayoritario e, incluso, muchas personas tenían el ruso como lengua».
AGA PIDE TRADUCTORES
El secretario de AGA, Antonio Corredoira, señala que poder comunicarse sigue siendo el principal problema al que se enfrentan los ucranianos que residen en Galicia y que acuden al médico de cabecera, a urgencias o a cualquier servicio sanitario.
«En el servicio de salud no hay traductores. Se encuentran con que no saben cómo hablar con los médicos. En ocasiones, nos han llamado para hacer traducciones simultáneas por teléfono en consultas o en pruebas diagnósticas», ha apuntado Corredoira en declaraciones a Europa Press.
«Un día nos llamaron de un hospital que querían llamar a una persona que estaba bastante grave, enferma de cáncer, y a la que tenían que citar con urgencia para hacer un TAC y no sabían cómo hablar con ella. Lo hicieron a través de nosotros», ha relatado el responsable de AGA, que propone como medida para salvar esta situación la habilitación de un traductor por provincia que sirva de intérprete.
SECUELAS PSICOLÓGICAS
El problema de salud más frecuente entre estas personas han sido las secuelas psicológicas que ha dejado en ellas su trágica salida de su país. Un equipo de psicólogos los atendió en un primer momento en el punto habilitado por la Xunta en Santiago, si bien los colectivos que trabajan con refugiados ucranianos creen que deberían reforzarse los efectivos de salud mental en el Sergas.
«Muchas de las personas que nosotros trajimos tenían problemas de estrés postraumático. Necesitan atención psicológica, que en la seguridad social es un poco lenta y no tiene muchos medios», ha señalado el secretario de AGA, que cuenta con voluntarios y trabaja con entidades para prestar ayuda a estas personas.
Algunos de ellos, como apunta Antonio Corredoira, han llegado a ser casos graves que han derivado en ingresos en urgencias o problemas en las familias de acogida, por lo que considera que sería positivo que aumentasen los recursos públicos para la atención psicológica de los ucranianos que arrastran problemas de salud mental.
A futuro, el secretario de AGA propone que la Administración gallega siga el ejemplo de otras comunidades y estudie la posibilidad de traer a heridos de guerra desde Ucrania para que sean tratados en el Servizo Galego de Saúde.