El Colexio de Podólogos de Galicia (Copoga) aconseja no heredar calzado usado porque, subraya, «los pies son anatómicamente distintos al igual que lo es su pisada».
Así lo ha informado en un comunicado de prensa la entidad colegial, en el que indica que en caso de tener que utilizar calzado usado, «lo ideal es que no presente señal alguna de deformación o desgaste en su suela, plantilla y en los refuerzos».
Además, el Colexio de Podólogos de Galicia sostiene que «no es adecuado reutilizar el calzado de otra persona, aunque esto suponga un ahorro económico».
«Reutilizar calzado es una práctica muy común entre hermanos, o incluso entre generaciones muy diferentes. Hablamos de zapatillas o botines, por ejemplo, que pueden presentar cierto nivel de desgaste en la suela o que su plantilla ya tiene una forma establecida por el usuario anterior», asegura el presidente del Copoga, Juan Dios Tomé.
Para los podólogos gallegos, «no es una práctica aconsejable en ningún momento de la vida, y aún lo es menos en la edad infantil». «De los 3 a los 8 años, el pie evoluciona a gran velocidad y es muy vulnerable a la presión al no tener su estructura aún definida, por lo que reutilizar calzado puede ser muy perjudicial para la salud del menor», afirma el presidente de la entidad.
Al respecto, explica que «los pies entre diferentes personas son anatómicamente distintos y, po lo tanto, la pisada no es igual». Por ello, Juan Dios asegura que el hermano que utilice en primer lugar un zapato «dejará su huella y su forma sobre la plantilla y el calzado», y el que lo utilice después «se verá obligado a adaptarse», y, abunda, «eso siempre es negativo: primero, por un ineficiente reparto de la pisada y, segundo, por los posibles roces que puedan suceder».
Por parte del Copoga indican que los pies de los niños «crecen entre siete u ocho milímetros cada tres meses» y apuntan que «unos dedos de los pies comprimidos, aunque no duelan, pueden generar lesiones y modificaciones de la marcha».