La incidencia de la covid hizo aumentar un 10% el consumo de productos ecológicos en la comunidad gallega, según datos del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega).
Este mes, el pleno del Parlamento Europeo reclamó medidas para conseguir que los alimentos producidos en la UE sean más sanos y sostenibles, garantizar la seguridad alimentaria y mejorar el bienestar animal para que el sector contribuya a cumplir los objetivos del Pacto Verde Europeo.
La estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ (‘Farm to Fork’ en inglés) aboga por ampliar la superficie dedicada a cultivos ecológicos de aquí a 2030, mientras el Parlamento Europeo subraya que son necesarias iniciativas de promoción, contratación pública y tributarias para estimular la demanda. Además, se aboga por reducir plaguicidas y fertilizantes.
En el último barómetro realizado por el Craega se apunta a los cambios de hábitos realizados con la covid. Un 1% de la población gallega comenzó ahora a alimentarse con productos ecológicos y un 10% aumentó su consumo, si bien la encuesta considera que esta incidencia del coronavirus «es escasa» al solaparse las respuestas con la motivación por cuestiones de salud.
VERDURAS, HUEVOS Y CARNE
A la hora de evaluar la aceptación entre los consumidores gallegos de los productos ecológicos, los principales productos de este tipo que llevan a sus cestas pasan por frutas, hortalizas y verduras, seguidas de lácteos, huevos, panes, cereales y pastas. A más distancia está el pollo y la carne, con base en la última encuesta realizada por el Craega.
El 85% de los consumidores recurren a supermercados de proximidad para estos productos. El factor decisivo en su compra (el 66,7%) es la calidad, mientras los asocian a características como libres de pesticidas y más sanos.
La mitad de los gallegos declaran ser consumidores de productos ecológicos, aunque se reduce al 38,4% los que dicen comer alimentos de este tipo todas las semanas en algún momento.
En la encuesta a consumidores se apunta a que el precio es el principal factor para retraer el uso de productos ecológicos.
Pese a que las ventas de productos ecológicos repuntaron un 16,8% en 2020 (por valor de 108 millones), la superficie dedicada a estos cultivos en Galicia experimentó una caída de alrededor del 7%. Las hectáreas se quedaron en unas 32.000 (2.682 hectáreas menos que en 2019). El Craega achaca esta situación a que se dieron de baja dos comunidades de montes de Pontevedra. Por su parte, Lugo y Ourense acaparan el 82% de la superficie de agricultura ecológica.
Asimismo, el número de operadores aumentó en 2020 hasta los 1.310, lo que supone un 11% más respecto a los que había en 2019. De tal forma, horticultores y ganaderos representan el 83% de los productores primarios.
LEY DE CADENA ALIMENTARIA, EN 2022
Precisamente, en los últimos meses, la Xunta ha garantizado que Galicia tendrá en 2022 una nueva ley de cadena alimentaria, la cual reforzará el control contra prácticas desleales en la producción y venta, además de actualizar el catálogo de infracciones y el procedimiento sancionador.
Entre las novedades, también introducirá criterios para que en las compras públicas se apueste por productos frescos gallegos, de temporada, ecológicos, de proximidad y de calidad diferenciada.
Asimismo, la normativa facilitará la adaptación al Pacto Verde Europeo y los objetivos de desarrollo sostenible. Este texto actualizará la Lei de promoción e defensa da calidade alimentaria galega de 2005.
HOJA DE RUTA
Con 452 votos a favor, 170 en contra y 76 abstenciones, los eurodiputados han aprobado una resolución que recoge la aportación de la Eurocámara a la estrategia de la hoja de ruta de la UE para el sector agroalimentario europeo dentro de la transición ecológica.
Así, los eurodiputados han pedido «mejorar la sostenibilidad en todas y cada una de las fases de la cadena de suministro alimentario».
También instan a la Comisión a que «redoble sus esfuerzos» para fortalecer la posición de los productores en la cadena de valor para que «puedan llevarse una parte justa de los beneficios obtenidos con alimentos sostenibles».
De la misma forma, la resolución aboga por atajar el consumo excesivo de carne y alimentos ultraprocesados, así como mejorar el proceso de autorización de plaguicidas, controlar mejor su utilización y fijar objetivos vinculantes para su reducción.
Por otro lado, los eurodiputados señalan que se debe regular y establecer unas metas «ambiciosas» para la reducción de emisiones procedentes del sector agropecuario, además de restaurarse y mejorarse los sumideros naturales de carbono.
Con respecto al bienestar animal, la Eurocámara aboga por eliminar de manera gradual el uso de jaulas en la ganadería, avanzar en la armonización de indicadores comunes con «suficiente respaldo científico» y revisar la legislación vigente para explorar posibles cambios.