El proyecto para la renovación de la actual estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Santiago de Compostela, ubicada en la zona de Silvouta, tendrá una inversión de 68 millones de euros, además de contar con una infraestructura cubierta y compacta, integrada con el paisaje y que minimizará los olores y ruidos emitidos mediante un sistema confinado y tratamiento desodorizado de los fungos.
Los pormenores de la infraestructura han sido presentados este martes en el salón rojo del ayuntamiento santiagués por el director técnico de Aguas de las Cuencas de España (Acuaes), –sociedad a la que se encomienda la obra–, Gerónimo Moreno; acompañado por la directora general de dicha sociedad, Rosa Cobo; el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo; y la conselleira de Infraestruturas e Mobilidade, Ethel Vázquez.
Tras el convenio firmado pasado el 5 de febrero uenta con la aportación de un mínimo del 65% de los Fondos Europeos de Reconstrucción, a lo que se suman más de 10,8 millones de euros por parte de la Xunta de Galicia.
El plazo establecido para su puesta en marcha se sitúa en finales del año 2025 o principios del 2026, además de que se espera lanzar la obra a finales del 2022 y contar con un año adicional de explotación en prueba.
LOS ENTRESIJOS DE LA NUEVA EDAR
La nueva instalación tendrá una capacidad de tratamiento equivalente a 277.000 habitantes. Cuenta con una nueva parcela, situada al norte, de 6.000 metros cuadrados, con el objeto de crear una zona de tratamiento inicial del agua, que permitirá pretratar «la totalidad» del caudal que llega por el emisario del río Sar en época de tormenta.
Otras de las novedades introducidas es el tratamiento biológico de membranas MBR, con el que se consigue una «ultrafiltración» del agua, que quedará libre de toda sustancia que hubiera podido colarse. Así, esta tecnología permitirá la reutilización del agua tratada.
Asimismo, para el tratamiento de los lodos se realizará una digestión anaerobia con hidrolisis térmica, un sistema que permitirá la generación de energía para el autoconsumo de la propia depuradora –que se espera sea del 40-50%– y el empleo en agricultura de fangos.
A mayores, las tuberías de la línea de agua estarán dirigidas en un único sentido, sin zigzaguear, lo que supone un aprovechamiento mayor de la energía. En la depuradora destacará también el soterramiento de «más de la mitad de los tanques» y un diseño arquitectónico diferente de la línea de aguas y la de lodos, que será circular. Esto va a permitir «facilidad y agilidad» para solucionar posibles problemas en la planta.
Las obras para construir la depuradora se harán por fases. En la primera fase, se levantarán en la nueva parcela los edificios que albergarán el futuro pretratamiento y tratamiento primario de las aguas residuales.
Con estas instalaciones en funcionamiento, se irá demoliendo paulatinamente la actual instalación para construir la nueva por fases.
AUTORIZACIÓN AMBIENTAL
El director técnico de ACUAES ha asegurado que el proyecto está redactado y se ha tramitado, ante la Dirección General de Calidade e Avaliación Ambiental, el documento del alcance ambiental que va a tener la depuradora.
De este modo, la resolución ambiental «está en trámite». Además, se les han solicitado aclaraciones –como el límite de olores–, pero todos los participantes en la presentación han coincidido en que «el proyecto va a seguir adelante».