La covid-19 ha mantenido en «cuarentena y aislamiento» a la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, desde que hace 19 días se le diagnosticara la enfermedad y hasta que el pasado viernes fue dada de alta.
Méndez, que este lunes comparecía en rueda de prensa para dar cuenta de una nueva línea de ayudas económicas, ha confesado que este periodo ha sido «duro», sobre todo «en el primer tramo del confinamiento», que tuvo que vivir alejada de su marido y su hija. «Se hizo duro por no poder darle un abrazo, ni un beso, a mi hija. Era como estar prisionero uno en su vivienda», describe.
Una vez que pudieron «convivir», se «llevó mejor», ha exteriorizado, destacando que «lo primero que hizo» su pequeña «cuando pudo, fue venir corriendo» a abrazarla. «Eso me dio un subidón de adrenalina que me ayudó a llevar mejor esta situación», ha añadido.
«Sí que es cierto que a pesar de estar en activo telemáticamente, a través de las nuevas tecnologías, a través del trabajo electrónico, a través de videoconferencias y participar en foros, sí que es cierto que se echa de menos la forma presencial de trabajar y hoy estoy contenta por estar al cien por cien y podernos ver sin pantallas de por medio», ha celebrado.
En cuanto a secuelas, Méndez ha reconocido que sigue teniendo «algo de tos». «Sigo teniendo a veces la voz tomada, la sintomatología que tuve fue la una gripe cuando te deja baldada que te hace quedarte en casa», ha ejemplificado.
En otro orden de cosas, sobre el sustituto del concejal de urbanismo, Miguel Couto, que presentó la dimisión la pasada semana, la alcaldesa de Lugo se ha limitado a puntualizar que siguen «pendientes» de sustituirlo con «la persona que venga a formar parte de la corporación municipal y una vez que tengamos esto haremos una organización del gobierno del ayuntamiento».