El confinamiento domiciliario decretado hace casi doce meses –que comenzó el 15 de marzo de 2020– para frenar los contagios de Covid-19 y un año de pandemia ha provocado «más sintomatología ansiosa y depresiva» entre la ciudadanía de Galicia.
Así lo ha manifestado, en declaraciones a Europa Press, el psicólogo clínico del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) Jorge García Fernández, quien ha recalcado que la compañía supone «uno de los asiolíticos más potentes» ante las dificultades.
En este sentido, ha incidido, asimismo, en que el aspecto económico derivado del confinamiento domiciliario y de la pandemia afecta «mucho» a la salud mental». Y ha añadido que, con el teletrabajo a raíz de ello «hay personas muy cómodas que habrán ganado mayor confort» y otras que «pasan apuros importantes».
De este modo, ha comentado que el confinamiento y el año de pandemia «deja secuelas en personas con más necesidad, más ansiedad, que no tienen compañía» y, abunda, «asociado a las condiciones económicas y la incertidumbre» se trata de «un momento sensible». Al respecto, ha apuntado un incremento del «trabajo cotidiano» de los psicólogos, pero ha matizado que no se trata de una situación «alarmante».
En lo relativo a la socialización, el doctor García Fernández ha comentado que la mayoría de las personas comunicativas con el confinamiento domiciliario y las restricciones de reuniones «echan de menos relacionarse», mientras que otras más habituadas al uso de pantallas y a pasar tiempo en soledad con juegos virtuales notan menos esa falta de contacto.
«Durante todo este tiempo hemos tenido el reto de adaptarnos», ha afirmado este psicólogo clínico del Chuac, cuando se cumple este 14 de marzo un año de la primera víctima mortal de la Covid-19 en Galicia y casi 12 meses del inicio del confinamiento domiciliario una jornada más tarde.
PRIMERA VÍCTIMA
En concreto, la Comunidad gallega registró el 14 de marzo de 2020, diez días después del primer caso diagnosticado de Covid-19, la primera víctima mortal de una persona diagnosticada con este coronavirus, una mujer de 92 años con múltiples patologías previas que se encontraba ingresada en el hospital Povisa, en el Área Sanitaria de Vigo.
El día siguiente, a las 00,00 horas del 15 de marzo, el decreto del primer estado de alarma con motivo de la pandemia supuso, además, el confinamiento de toda la población que, con excepciones para salir, se mantuvo de manera estricta unos tres meses, hasta que el 21 de junio del año pasado se entró en la denominada ‘nueva normalidad’, tras un plan de desconfinamiento anunciado el 28 de abril con cuatro fases.
El psicólogo clínico Jorge García Fernández ha comentado a Europa Press que tras ese «confinamiento inicial» muchas personas «piensan en cierta cronicidad» y ciudadanos han apostado por «un cambio en el modo de hacer cosas», con actividades tanto fuera como en casa. «A un año vista, un año en una enfermedad es el periodo de aterrizaje», ha abundado.
Por tanto, ha incidido en la capacidad de adaptación de las personas a la ‘nueva normalidad’ y ha comentado que tratan de «mejorar día a día» con lo que cada uno tiene. «Hay personas con más recursos, más creatividad, que tienen más facilidad para llevar esto», ha sostenido, mientras otras esperan a ver «cuando se pasa».
TENSIONES FAMILIARES
Asimismo, el doctor García ha incidido en que las medidas adoptadas debido a la pandemia que implican restricciones de reunión han llevado a «tensiones familiares» cuando los «padres quieren proteger a sus hijos», así como «de pareja», a la hora de «establecer un consenso de protección», lo que puede generar «muchas dificultades».
Por tanto, este psicólogo clínico del Chuac ha asegurado que lo que «detecta más» en su campo sanitario se refiere a «problemas de relación intrafamiliar» a raíz del confinamiento.
En esta línea, el psicólogo clínico y miembro de la Junta de Gobierno del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia Víctor Torrado Oubiña ha destacado a Europa Press el aumento de consultas tras los meses de confinamiento domiciliario ante la «privación de reforzadores» –actividades que resultan gratificantes–, el «impacto de una amenaza a la propia salud y a la vida» y «la incertidumbre».
El doctor Torrado ha comentado que «los servicios de atención psicológica ya estaban sobresaturados» en Galicia antes de esta pandemia, con entre «tres y cuatro meses» de demora para una consulta, y se ha incrementado la demanda entre «un 20 y 40%» después del fin del confinamiento.
«Estamos sobrecargados», ha afirmado este psicólogo clínico del Sergas, que asegura que en Galicia urgen «ya» al menos los 45 especialistas comprometidos por la Xunta en cuatro años «y otro nuevo plan con 45 nuevos». Al respecto, ha matizado que Galicia presenta «una de las ratios más bajas de psicólogos por 100.000 habitantes», con 3,9, frente a los cinco de la media estatal. «En diez años el incremento ha sido cero», ha lamentado, para asegurar que su colectivo se encuentra en «unas condiciones paupérrimas».
«Ha pasado un año y casi lo vemos en la lejanía, pero no todas las personas lo han vivido igual», ha manifestado el doctor Torrado, quien ha recordado que, si bien ha supuesto un «estresor generalizado» esa medida, «no es lo mismo confinarse en un piso de 70 metros cuadrados donde no entra el sol que un chalé con piscina».
«MEDIDA MUY ACERTADA»
Por su parte, para el profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC, Juan Gestal Otero, que colabora como asesor de la Xunta en esta pademia, ha subrayado, en declaraciones a Europa Press, que el confinamiento domiciliario «fue una medida muy acertada». «Es a la que mejor responde este virus», ha abundado.
«Una pena es que después se salió precipitadamente y se tiró por la borda todo lo que se había ganado», ha afirmado Gestal, quien considera que «un pequeño esfuerzo más hubiera permitido controlar la enfermedad». «Y nos hubiera ido mucho mejor que convivir con ella», ha sentenciado.
VIDAS PERDIDAS
Preguntado sobre la mortalidad registrada en Galicia desde el inicio de la pandemia, con más de 2.280 víctimas mortales, Juan Gestal ha comentado que «el número de muertes en todas las comunidades ha sido muy elevado».
Comparativamente con otras, en base a los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria en España, Galicia junto con Cantabria y Canarias, representan las autonomías «con un único período de mortalidad en exceso», que en el caso de la gallega supuso un 23,4% de exceso de muertes (442) en el período comprendido entre el 24 de marzo y el 13 de abril de 2020.
«A nivel nacional el promedio fueron cuatro períodos de exceso de mortalidad (Castilla y León, Extremadura, Murcia y País Vasco), estando por encima Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha con 5, y Cataluña con 6, y por debajo Aragón, Navarra y Asturias con 3, y Baleares y La Rioja con 2», ha explicado.
Gestal ha admitido que «han sido muchas vidas perdidas» y «tendrían que haber sido muchas menos». «En comparación con otros países, la mortalidad sitúa muy mal a España poniendo en evidencia que la gestión de la pandemia no ha sido buena», ha concluido.