La cifra de trasplantes de órganos en los hospitales gallegos disminuyó en el año 2020, en el que la actividad hospitalaria se vio comprometida por la pandemia de covid-19, un 7%, una cifra que se sitúa, no obstante, muy por debajo de la caída media estatal –de casi el 19%–. Del mismo modo, crecieron al 19,7% las negativas familiares y, aunque el número de donantes bajó, se mantuvo por encima de los 40 por millón de habitantes.
Estos son algunos de los datos dados a conocer este lunes en una rueda de prensa en la que han participado el director xeral de Asistencia Sanitaria del Sergas, Jorge Aboal; la directora de la Axencia de Doazón de Órganos e Sangre (ADOS), Marisa López; y la coordinadora autonómica de trasplantes, Encarnación Bouzas Caamaño.
En total, el Servizo Galego de Saúde alcanzó el pasado año, a pesar de las dificultades generadas por la pandemia, la cifra de 110 donantes de órganos y realizó 328 trasplantes.
A pesar de la bajada de cifras globales, los responsables sanitarios han destacado el hecho de que el número de trasplantes de corazón en Galicia fue el más alto a nivel nacional, y el número de trasplantes de pulmón fue el más alto en Galicia desde que comenzó el programa en el año 1999 y el segundo del Estado.
En concreto, del total de trasplantes, 141 fueron de riñón –frente a los 176 de hace un año–, 103 de hígado –115 en 2019– y 2 de páncreas, la misma cantidad. No obstante, los trasplantes de corazón pasaron de 20 a 29 y los de pulmón de 41 a 53. Desde que se realizó el primer trasplante, en el año 1981, hasta el 31 de diciembre de 2020, ya se llevan hechos en Galicia un total de 8.623 trasplantes de órganos.
Un parámetro que disminuyó de forma importante en 2020 fue la donación de riñones de pacientes vivos, que fueron el 12 por ciento, frente al 20 por ciento del año anterior. En este caso, la responsable de Ados ha recordado la influencia del riesgo de coronavirus que vivieron los hospitales gallegos el pasado año, con lo que cada intervención fue «evaluada individualmente» en su nivel de riesgo.
Galicia tiene algo más de 200 personas todavía en espera de recibir un trasplante de órgano, la mayor parte de riñón, ha explicado Marisa López.
DONANTES DE ÓRGANOS
El número de donantes de órganos cadáver en Galicia se situó en 110 el pasado al (71 en la provincia de A Coruña, 7 en la de Lugo, 7 en la de Ourense y 25 en la de Pontevedra); dato que supone un descenso del 19% con respecto a los 136 del año anterior.
No obstante, se situó por encima de la tasa de 40 donantes por millón de habitantes que logran cuatro autonomías en España –de 40,7– y tres puntos por encima del promedio nacional.
En lo relativo a las causa de muerte de los donantes, los motivos principales fueron los accidentes cerebro vasculares (65%), seguidos de la encefalopatía anóxica por parada cardiaca, y de los traumatismos cráneoencefálicos por accidentes no de tráfico. El porcentaje de donantes por accidente de tráfico fue solo de un 5,5%. Con respeto a la edad media del donante, fue de 60,7 años.
NEGATIVAS FAMILIARES
El porcentaje de negativas familiares a la donación se situó el pasado año en el 19,7%, una cifra que supone un repunte con respecto a la del año anterior –de poco más de 13%–, cuando se situó en niveles mínimos. No obstante, los responsables del programa han destacado que ocho de cada 10 familias aceptan la donación de órganos en la Comunidad.
Actualmente, en Galicia 118.006 personas tienen la tarjeta de donante de órganos. De estas, 2.184 son nuevas tarjetas registradas en el 2020 por la Coordinación de Trasplantes de Galicia de ADOS.
Por lo que se refiere a la donación de médula ósea, se registraron el pasado año 928 nuevos donantes, con lo que el total se sitúa en los 12.458, de los que seis fueron donantes efectivos a lo largo de 2020.
INFLUENCIA DE LA COVID
Marisa López ha iniciado su intervención admitiendo que este año el programa no tiene «las cifras de años anteriores», en los que Galicia «batía sus propios récords». Sin embargo, y aún a pesar de la pandemia, ha agradecido el esfuerzo de los profesionales y la «solidaridad de las familias» con las que, ha destacado, la Administración gallega se siente «profundamente satisfecha y orgullosa».
Galicia, ha indicado Marisa, realizó el año pasado trasplantes de órganos que, por la situación de las UCI, no se podían hacer en otras comunidades y se realizó «una valoración del riesgo para los pacientes» de forma individual, a tenor de garantizar la actividad «prioritaria».
«Pocas intervenciones esperaron incluso en los momentos más críticos», ha dicho la responsable de Ados que, no obstante, ha recordado las dificultades que tiene tratar con pacientes inmunosuprimidos durante una pandemia.
En el caso de las negativas familiares, aunque ha destacado que siguen siendo minoritarias, Marisa López ha admitido la posible influencia de la situación «compleja» que se vivió en las UCI, en las que «no se recomendaba el acompañamiento» y, por tanto, algunos familiares no pudieron despedirse. «No descartamos que pueda haber en ese tipo de factores un incremento en esas negativas», ha destacado.