La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha suspendido el juicio previsto para este martes a un vecino de Bueu y residente en Marín acusado de violar, agredir y robar a una mujer de 75 de años tras entrar en su vivienda.
El tribunal ha decidido la suspensión de la vista después de que uno de los abogados avisase a primera hora de la mañana de que tenía algo de fiebre. Esta circunstancia ha activado los protocolos de seguridad ante un posible caso de coronavirus e inmediatamente se ha avisado al resto de las partes.
El acusado había sido conducido hasta la Audiencia de Pontevedra desde la prisión de A Lama, donde se encuentra ingresado desde el momento de su detención en noviembre de 2017. Así, el juicio ha vuelto a quedar señalado para los días 9, 10 y 11 de marzo.
La Fiscalía pide que este hombre sea condenado a 15 años de cárcel por agresión sexual, dos por un delito de lesiones y cuatro por un delito de robo con violencia. También reclama una indemnización superior a los 8.000 euros por las lesiones causadas y las secuelas psicofísicas que provocó en la víctima, además de la devolución de los 1.250 euros que robó.
MARZO DE 2017
Según recoge el escrito de acusación del Ministerio Público, los hechos que se van a juzgar en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial tuvieron lugar en la madrugada del 3 al 4 de marzo de 2017 en la vivienda de la mujer, en la localidad pontevedresa de Bueu.
El relato de la Fiscalía apunta que el acusado, tras fracturar los cristales y los barrotes de la puerta trasera de la vivienda de la víctima, subió por las escaleras y entró en la habitación en la que Esta dormía. La mujer, que vivía sola en el domicilio, se vio sorprendida por su asaltante, que vestía ropa oscura e iba tapado por un pasamontañas, cuando el hombre encendió la luz de la habitación.
Tras sacarle el pijama a la fuerza y pegarle cinta aislante en la boca y en la cabeza, el acusado le tapó la cara con la ropa de la cama y la ató de manos y pies, según explica el fiscal, para a continuación agredirla en reiteradas ocasiones y violarla.
Antes de irse, el agresor cogió los 1.250 euros que la septuagenaria tenía en su bolso y, para evitar que ésta pidiera auxilio de inmediato, tiró su teléfono móvil a la basura y abandonó la vivienda tras cortar la cinta con la que había le había atado los tobillos.