Instituciones y ONG coinciden: la pandemia y sus consecuencias han impactado con especial intensidad en las personas sin hogar. Conscientes de ello, los ayuntamientos urbanos gallegos, donde se concentra un porcentaje significativo de personas en situación de máxima vulnerabilidad, ofrecen recursos y trabajan, sin dejar de lado la posibilidad de un nuevo confinamiento, en preparar «alternativas».
Lo hacen con la elaboración de censos o la puesta a punto de albergues municipales, adaptados a las medidas ‘anti covid’, pero también la reserva de hostales o de otros centros por si son necesarios en un futuro inmediato. Y con la participación clave de organizaciones como Cruz Roja o Cáritas. Precisamente, fuentes consultadas por Europa Press ligadas al ‘brazo social’ de la Igelsia, señalan que las personas sin hogar en Galicia podrían superar las 3.500.
Con todo, Caritas incide en que cualquier cifra sobre personas ‘sin hogar’ es una estimación y más en el contexto de la pandemia, ya que la covid-19 ha provocado, trasladan las mismas fuentes consultadas por Europa Press, ligadas a la Diócesis de Santiago, que muchas personas con vivienda insegura o precaria hayan pasado a estar literalmente en situación de ‘sin techo’.
Los recursos municipales del Ayuntamiento de Santiago van de la mano de las alternativas que proporcionan precisamente organizaciones como Caritas, aunque el trabajo en la Diócesis abarca más territorio que la capital gallega. La reflexión general es que la situación de emergencia es elevada y desde Caritas transmiten que todos los recursos de emergencia, con las limitaciones de aforo impuestas o conveniadas con la inclusión social de la Xunta, están «al límite de su capacidad».
Las organizaciones agradecen y demandan, a partes iguales, más apoyos institucionales, mientras que desde Política Social refieren los distintos programas de colaboración en los que se implica la Xunta. Pero también recuerda el departamento autonómico que las personas ‘sin hogar’ pueden acceder a la renta básica (Risga) y a las ayudas de inclusión social.
Para ello, tienen que estar empadronadas en un ayuntamiento, deben facilitar una dirección a efectos de notificación y disponer de una cuenta bancaria para los ingresos. Por eso, para quienes viven en la calle, Política Social ha explicado a Europa Press que los ayuntamientos facilita lo que se denomina un ‘domicilio fictio’, que normalmente es la dirección de los servicios sociales muncipales o de un albergue. Y es que los consistorios juegan un papel fundamental para ayudar a las personas ‘sin hogar’.
CON LA VISTA EN OTRO POSIBLE CONFINAMIENTO
Así, esta misma semana, el Ayuntamiento de A Coruña ha anunciado un dispositivo valorado en 50.000 euros al mes para que las personas ‘sin hogar’ tengan la opción de quedarse en un hostal durante el toque de queda. El edificio tiene capacidad para 33 plazas.
Trabajando «codo con codo» con las entidades locales, el equipo de calle (Abeiro) y el servicio municipal de atención a urgencias sociales también continuarán trabajando en la calle con quienes no quieran utilizar un nuevo servicio. Y de haber un nuevo confinamiento, «ya sea blando o duro», el Gobierno local avanza que se pondrá en marcha el Pabellón de Riazor con toda la dinámica anterior de colaboración con el Sergas y un servicio médico para PCR, así como de intervención social.
En A Coruña hay importantes iniciativas sociales, además, como Padre Rubinos, cuyo presidente, Eduardo Aceña, ha trasladado a Europa Press el importante esfuerzo de adaptación que han hecho los centros y, en el caso de la iniciativa que lidera, pone sobre la mesa el factor de desarrollo social que la acompaña, ya a ella están vinculados 170 empleos.
Fuentes del Consitorio vigués han indicado a Europa Press que el Centro Integral de Inclusión y Emergencia Social del Ayuntamiento, en la calle Marqués de Valterra, dispone de 38 plazas, y la ocupación actual ronda el 98%. Cuando su ocupación es total, como ocurrió en la primera ola, se derivan a los usuarios a hoteles, hostales o pabellones habilitados a tal efecto.
En primavera, en Vigo se habilitó el pabellón de O Berbés para acoger a más personas sin hogar y también existen a diario plazas disponibles en la Fundación Santa Cruz, lugar al que son trasladados en caso de que lo soliciten.
Al igual que en A Coruña, en la ciudad olívica tampoco se pierde de vista la posibilidad de otro confinamiento y, según las fuentes consultadas por Europa Press, se trabaja en dos nuevos centros de aislamiento y confinamiento para ‘sin techo’ por si fuesen necesarios en los próximos días: el Centro de Día de Cruz Roja y el Seminario Mayor San José, con fines diferenciados.
En Vigo durante la primera oleada de la pandemia se realizó un censo en el que se llegaron a filiar 156 personas sin hogar, aunque el Ayuntamiento aclara que esa cifra ya no sería real, puesto que hubo muchas de esas personas que volvieron luego a sus lugares de origen. Con el toque de queda, se volverá a computar las personas a las que se ofrecen los recursos municipales.
ATENCIÓN EN LA CALLE
Y al igual que en A Coruña, siguiendo las directrices del Gobierno, el Ayuntamiento de Vigo explica que cuando una persona no quiere acceder a ningún recurso, le atiende la unidad de calle, que le hace un seguimiento, le toma las constantes vitales, le provee de kit de higiene y de tupper con comida en su ubicación habitual.
En otros ayuntamientos consultados por Europa Press, la Policía Local juega un papel importante especialmente ahora en el contexto del toque de queda decretado por la pandemia, así como efectivos ligados a Cruz Roja que, en muchas ocasiones, son los que convencen a personas que habitualmente duermen en la calle de los beneficios de pernoctar en alguno de los centros habilitados.
Con Cruz Roja, por ejemplo, tiene un convenio para la atención de personas ‘sin hogar’ el Ayuntamiento de Lugo, que también dispone de un albergue público, el Fogar do Transeúnte. Además, el Consistorio dispone de un piso de titularidad municipal de transición y, desde el área de Benestar se trabaja, según las fuentes consultadas por Europa Press, con diferentes hostales de la ciudad para alojar a ciudadanos con problemas de vivienda.
Sobre el Fogar do Transeúnte, el Ayuntamiento recuerda que recientemente se licitaron las obas para reformar este centro precisamente ante la situación generada por la covid-19, con el fin de ampliar las plazas y espacios, por lo que, con esta reforma, pasará a tener una capacidad para 28 personas.
En Ourense también están trabajando para analizar si hay que tomar nuevas medidas en relación a este colectivo especialmente vulnerable. Así, el Ayuntamiento está en proceso de elaborar un censo. En todo caso disponen del Albergue de Transeúntes, que tiene 20 plazas, de las que, a día de hoy, están ocupadas en torno a una docena. Ese albergue también se ha adaptado y se reserva una plaza ’21’ por si fuera preciso el aislamiento de algún usuario que contrajese el virus.
Y en Pontevedra, el Ayuntamiento ha trasladado a Europa Press que, por el momento, no ha tenido que activar un plan de emergencia en relación a las personas sin hogar, ya que los responsables de los dos albergues, Cáritas y Calor Café, han transmitido que aún sobran camas para ayudar a gente que lo pide y que la capacidad supera la demanda. No obstante, Benestar Social mantiene «una coordinación directa» con las entidades sociales y, de ser preciso, se contemplaría la reapertura del albergue de Raíña da Paz (Salcedo), que funcionó en el anterior confinamiento. Además, se cotejan «otras alternativas de carácter» privado para evaluar su disponibilidad, pero «solo si fuese necesario».