El curso está a punto de cumplir un mes y con él también la experiencia de equipos directivos, la comunidad educativa y la administración en la gestión del día a día de la pandemia, los positivos, los brotes y los refuerzos necesarios para atender los problemas derivados de una situación hasta ahora inédita en la sociedad gallega.
La incidencia de la COVID-19 en centros e institutos dista de estar fuera de control, aunque los profesionales educativos temen la evolución de esta segunda ola por la necesidad tanto de agilizar la identificación de casos, la comunicación y aplicación de las medidas como de atajar las desigualdades provocadas por la ‘brecha digital’ y la falta de conectividad, una de las principales carencias a la hora de afrontar la enseñanza telemática y un hipotético retorno al confinamiento.
El número de positivos a fecha de viernes ronda los 482, junto con 24 aulas y una escuela infantil cerradas, la María Ana de Celanova, el segundo centro clausurado por la pandemia desde el arranque de la actividad junto al Calasancio de Pontevedra. Un balance que la propia Consellería de Educación valora tanto por «las escasas incidencias» registradas como por la «eficacia» de las medidas de adaptación acometidas en las instalaciones educativas.
Según ha señalado a Europa Press Francisco Lires, de la Federación de Directores de Centros Públicos, de momento «no hay muchos brotes» en el sistema, salvo en el caso de los puntos más poblados, aunque admite que los equipos están «cargados» tras un inicio de curso estresante y un trabajo constante de adaptación de las escuelas que se ha prolongado «desde el verano» e incluso reformulado en varias ocasiones.
La sensación es similar en secundaria. Isabel Ruso, de la Asociación de Directores de Institutos de Galicia, atribuye la situación a que la comunidad escolar «está siendo muy prudente», pero recuerda que todavía no se ha producido ninguna oleada «muy fuerte».
DISTINCIÓN DE SÍNTOMAS
Es por ello que los equipos directivos temen la llegada de la época de frío, tanto por los problemas que se puedan dar con la ventilación de espacios y de aulas, como por la identificación de casos sospechosos debido a la amplitud de los síntomas de la COVID-19. «Esperemos llegar a un punto en que funcione de forma automática y que permita que los casos se identifiquen más rápidamente y se tomen las medidas sanitarias necesarias», insiste Ruso.
En este sentido, desde las ANPA creen necesario impulsar un herramienta para distinguir una posible gripe de un contagio, además de resolver el problema de conciliación y las cuarentenas. «Tenemos muchas dudas», insiste Rogelio Carballo, de Confapa-Galicia, que ha apelado a estar vigilantes a la evolución epidemiológica y ha apuntado a que se han detectado «incidencias complicadas» que afectan a servicios como el transporte escolar, y que obligan a endurecer las medidas de aislamiento en el caso de un positivo.
«Lo que necesitamos son pautas claras y una consigna única», ha señalado por su parte, Suso Bermello, de la CIG-Ensino, quien ha indicado que existe «una sensación de descontrol con la gestión de contagios», además de que algunos centros «están recibiendo instrucciones totalmente contradictorias por parte del Sergas», lo que está generando «indefensión e incerteza» sobre las medidas a aplicar en unos casos u otros y en la justificación de estas actuaciones.
FALTA DE PREPARACIÓN
Junto a la detección de los síntomas, otra de las tareas pendientes se encuentra en la preparación para la semipresencialidad y la enseñanza telemática ante un hipotético regreso al confinamiento y para garantizar la atención y el acceso a los contenidos a los alumnos que se encuentren guardando cuarentenas por la COVID-19.
«Nos queda mucho. Los centros no están preparados», reconoce Francisco Lires, puesto que si bien se han puesto a punto las aulas virtuales y los centros cuentan con protocolos y programaciones adaptadas para prever diferentes escenarios, todavía existe un déficit importante de conectividad entre las familias.
«Estamos recabando información de los niños que en su casa no tienen conexión y están surgiendo bastantes casos. Estamos viendo que hay niños a los que no les llega», ha advertido, llamando a dotar tanto a profesorado como a centros y alumnado de las herramientas «para poder llevar a cabo esa enseñanza» telemática y para «estar preparados», sin que ello suponga renunciar a la presencialidad.
IGUALDAD DE CONDICIONES
La responsable de ADDIGA, por su parte, indica que la comunidad educativa «se ha estado formando», con diferentes cursos y actividades tanto para docentes como alumnado, y ha apelado a «ser realistas» y contemplar «todas las posibles situaciones».
Confapa advierte, no obstante, de que queda «muchísimo por hacer y por resolver» y que la semipresencialidad requiere «una solución urgentísima», para apostar por una enseñanza presencial «100% y en igualdad de condiciones». «Volvemos a encontrarnos con desigualdades», asegura Rogelio Carballo, sobre todo en el empleo del Aula Virtual, la falta de un plan de formación, casos de centros que no tienen publicados su protocolo o la carencia de acciones planificadas para mejorar las infraestructuras y la conectividad.
«Hay una auténtica discriminación», ha añadido Suso Bermello, puesto que los centros «no están preparados» y el acceso a la educación en las mismas oportunidades no funciona si el alumno o el docente carece de los medios necesarios para garantizarlo.
UNA INVERSIÓN IMPORTANTE
Educación insiste en su apuesta por la presencialidad «hasta el máximo posible», razón por la que optaron por una modalidad semipresencial «en casos muy puntuales», en etapas de educación no obligatoria como el bachillerato, sin renunciar a lograr «por todas las vías posibles» que esta situación sea «absolutamente residual».
El trabajo de adaptación a la COVID-19 ha requerido, de hecho, una importante inversión en recursos humanos, la dotación de ordenadores y equipos tecnológicos o material sanitario, entre otros, que asciende a 162 millones de euros. En todo caso y como la propia Xunta reconoce, «nadie puede negar que este inicio del curso era un terreno completamente desconocido y con muchas incertezas», lo que obligó a tomar decisiones de refuerzo en personal de limpieza y de comedores, además de profesorado, incluso con los centros en funcionamiento.
En este sentido, el departamento de Román Rodríguez se muestra «abierto al diálogo» para continuar mejorando los protocolos, con nuevas directrices que atiendan a necesidades y circunstancias específicas como los recreos, las actividades extraescolares o el alumnado con necesidades especiales, además del próximo impulso a un plan específico para cuarentenas de larga duración.