La investigación abierta sobre el caso de Nerea Añel, cuyo cadáver fue hallado en septiembre en las proximidades de una aldea de Barbadás, intenta determinar si su desaparición y su fallecimiento pudo tratarse de un crimen.
El análisis del cuerpo ha descartado las causas naturales y ha confirmado la muerte violenta de la joven, según indican a Europa Press fuentes de la investigación.
A partir de ahora, las pesquisas intentarán profundizar en las circunstancias para intentar determinar si hubo algún tipo de criminalidad o no, puesto que la presencia de violencia no implica necesariamente que se tratase de un homicidio (pudo deberse a un suicidio o incluso a un accidente involuntario).
El cadáver fue localizado en avanzado estado de descomposición por unos senderistas que caminaban por las cercanías de una aldea abandonada, en Os Muíños.
La autopsia y el estudio de los restos por parte del Laboratorio de Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid confirmó posteriormente que se trataba de la joven Nerea Añel, de 27 años de edad, desaparecida desde el mes enero.
Su familia la había visto por última vez el día de Reyes y el pasado mes de febrero se llevó a cabo un rastreo con perros de la Policía Nacional en las inmediaciones de un motel en Barbadás, donde había sido vista la chica. El cuerpo localizado en las últimas horas se encontraba a unos 400 metros de ese motel.