Un grupo de voluntarios está trabajando en el cementerio de Fornelas, en A Pobra do Brollón (Lugo), para tratar de localizar los restos de Gervasio González, asesinado el 5 de septiembre de 1936 por un grupo de pistoleros falangistas, que lo detuvieron ilegalmente y lo mataron por ser miembro del sindicato UGT y estar vinculado a organizaciones progresistas de la Segunda República.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se está encargando de estos trabajos de búsqueda, a los que ha asistido estos días una de sus nietas, María José Franco.
Los voluntarios revisan este miércoles el último espacio en el que podría encontrarse el cuerpo y desarrollan unas labores que están siendo «especialmente complejas» por las intervenciones que se hicieron en el cementerio «sin respetar el enterramiento sin nombre» del cuerpo de Gervasio.
En un comunicado, la asociación ha indicado que solicitará al Ayuntamiento que se coloque una placa en el lugar para recordar a Gervasio, un hombre «que creía en los derechos de todos».
Su nieta se dirigió el martes a los integrantes de un grupo de jóvenes participantes en un campo de trabajo arqueológico en el castro de San Lourenzo y les dijo que espera que no vivan en un país sin democracia, porque lo que los suyos tuvieron que pasar «fue terrible».
La ARMH ha señalado que también uno de los hijos de Gervasio sufrió represalias, puesto que fue detenido y encarcelado en Lugo, en donde estuvo dos años preso.
En su nota, la asociación ha criticado que, «como ya ha ocurrido en varias exhumaciones» que ha realizado en Galicia, esta no ha sido cubierta por ningún medio de comunicación público.