El alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo, ha asegurado este viernes que no está «plenamente satisfecho» con los presupuestos municipales toda vez que «siempre hay cosas» que quedan por incluir en las cuentas.
Bugallo se ha pronunciado de este modo en una rueda de prensa ofrecida en la semana en la que la corporación municipal dio el visto bueno al proyecto de presupuestos locales de este 2020, que ascienden a casi 117 millones y contaron con el apoyo de los ediles del PSOE y de Compostela Aberta. Por su parte, PP y BNG votaron en contra.
En su intervención y después de que el pasado lunes afirmase que las cuentas «no satisfacen a nadie», el regidor ha matizado que con sus declaraciones pretendía reconocer que no se puede estar «plenamente satisfecho» toda vez que siempre quedan cosas fuera y que hay que elegir.
«Lo esencial es que la aprobación de estas cuentas es un paso necesario, una condición ‘sine qua non’ par que temas centrales para la ciudad puedan salir adelante», ha indicado Bugallo, que ha citado servicios como la asistencia en el rural, el transporte, el arreglo de parques y jardines o el alumbrado.
Con todo, ha reconocido «hay otras muchas cosas» que al Ayuntamiento «le gustaría hacer» pero que «no tuvieron encaje presupuestario» por el hecho de que los recursos «son limitados» y el «marco legal» aprobado por el que fuera ministro de Hacienda del PP Cristóbal Montoro «limita la capacidad de endeudamiento».
Como novedades de las cuentas, Bugallo ha destacado el hecho de que «por primera vez en la historia» el concurso de transporte «va a incluir a la zona rural», área para la que ha destacado que se destinarán un total de 2,8 millones de euros a inversiones. Además, ha incidido en la necesidad de realizar actuaciones como la reparación de los muros del Pombal, Costiña do Monte y Fontiñas.
Por último, se ha referido a la polémica surgida por la ubicación en un edificio del caso histórico de un establecimiento Hard Rock Café. Al respecto, ha mostrado su deseo de que edificios emblemáticos del casco histórico puedan estar «llenos de vida» en lugar de pasar décadas en desuso.