El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lanza este lunes una advertencia al jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, tras censurar que negociase su investidura con partidos «minoritarios» e independentistas: Galicia no quiere ni querrá «ser más que nadie», pero tampoco tolerará «ser menos» y, si se rompe «la igualdad», la Comunidad «se defenderá con todos los medios posibles» que da la Constitución.
Bajo el título ‘Tras aquella conversación con Sánchez’, el diario ‘El Mundo’ publica una tribuna que firma Feijóo, recogida por Europa Press, en la que recuerda la conversación que el también líder del PPdeG tuvo con el presidente del Gobierno el pasado 17 de diciembre: «quince minutos de charla» en los que el «todo fue cordial», pero cuya «brevedad» impidió profundizar en los asuntos abordados.
Señala, así, que, además de poner sobre la mesa los problemas gallegos –como el retraso del AVE o la «grave crisis industrial» en Galicia provocada por «decisiones energéticas improvisadas»–, aprovechó para advertirle dos cuestiones: que difícilmente podrá resolver «la crisis territorial» si mantiene «la deuda» con las comunidades –370 millones en el caso gallego–, y «las consecuencias» que puede tener para la España de las autonomías «asociarse o pactar» con quienes quieren «socavarla».
Pese a la «desconfianza» que le provoca el Gobierno de Sánchez, Feijóo arranca su texto con un reconocimiento a su «legitimidad». «Es mi Gobierno, como lo es para el conjunto de españoles, con independencia de que me guste más o menos», señala, antes de confesar, eso sí, que le «intranquiliza tanto lo que se ha plasmado en los pactos (en las negociaciones de la investidura) como lo que se omite».
A su modo de ver, esa «confusión deliberada» en el mejor de los casos «abriría la puerta a políticas dañinas apra el Estado de las autonomías» y, en el «peor», ocultaría «objetivos calculados e irreversibles».
«Dañar el Estado autonómico o someterlo a un cuestionamiento permanente equivale a poner en riesgo las comunidades que lo forman y, lo que es mucho más importante, a los ciudadanos que viven en ellas, incluidos los gallegos a los que represento», avisa, antes de reconocer que es por ello por lo que opta por dar continuidad a su conversación con Sánchez a través de esta tribuna en ‘El Mundo’.
«ANOMALÍA INACEPTABLE»
Feijóo alerta de las «dos premisas nocivas» sobre las que el Gobierno y «sus socios» pretenden asentar «lo que llaman diálogo territorial». La primera, señala, es considerar que las comuniaddes «forman parte de la negociaciones de investidura, bien a través de determinadas formaciones, o bien como destinatarias de medidas acordadas».
A su modo de ver, es «una anomalía inaceptable permitir que un partido concreto se arrogue la representación de toda una comunidad»y también que el candidato a presidir un Gobierno «distinta los servicios que va a prestar a los ciudadanos o las inversiones que va a hacer en un ugar o en otro en función de los apoyos».
Sobre todo, Feijóo pone el foco en partidos minoritarios y hace unas velada referencia al acuerdo con el BNG, aún sin mencionarlo de forma expresa.
«¿Cómo puede llegar el Gobierno a la conclusión de que una de las prioridades de Galicia es el reconocimiento de su sentimiento nacional, tal y como figura en uno de los acuerdos firmados para alcanzar la investidura? ¿En qué proceso electoral de culaquier índole el pueblo gallego ha expresado su interés mayoritario en ello?», se pregunta.
AFECCIÓN A LA «MÉDULA DE LA ESPAÑA AUTONÓMICA»
Más allá de estas «contraprestaciones injustificables», Feijóo ve otras «de mucho mayor alcance» que afectan «a la médula de la España autonómica» y alerta de «onerosas cesiones» que ni siquiera garantizan «una legislatura sin sobresaltos» sino solo «una investidura».
«Ni la bilateralidad que desborda las mesas sectoriales, ni esa prometida ‘adecuación’ del Estado a las exigencias independentistas, ni mucho menos el surtido de nuevas naciones que se baraja, tienen encaje en el marco político acordado por todos», enumera.
En cuanto a la «segunda premisa perniciosa», apunta a «disfrazar como conflicto político delitos contra el Estado y, por ende, contra el conjunto de ciudadanos» que lo conforman.
En este punto, advierte que «la traducción práctica de esta decisión tan equivocada» es que «se pretende emprender la reformulación autonómica a espaldas de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoes que no somos independentistas».
«Está ahí agazapada una división de las autonomías que sería claramente un agravio comparativo que no debe permitirse y que además es contrario a los principios de igualdad reconocidos en la Constitución (…)», remarca, antes de avisar: «España no puede permitirse tener un Gobierno en el que ejercer el nacionalismo más insolidario se perciba como un buen negocio».
«No puede permitirse que el chantaje de unos pocos pese más que las necesidades sociales y económicas de la mayoría de españoles. No puede permitirse que la precariedad parlamentaria del Ejecutivo se priorice por encima del daño que se pueda hacer a nuestro país», apostilla.
«CRISIS DE DIMENSIONES INCALCULABLES»
Y es que, a su juicio, esta combinación de «un Gobierno hipotecado» y «unos nacionalismos que olvidaron la lealtad institucional y se han convertido en independentismo» puede conducir «a una crisis de dimensiones incalculables del modelo territorial, que por supuesto siempre es suceptible de mejorar, pero que ha funcionado razonablemente bien».
Feijóo se reivindica como «el responsable democrático de Galicia» y remarca que habla por ello «en nombre de un pueblo que es plural», pero cuyo «apoyo y respeto al modelo autonómico actual es ampliamente mayoritario», antes de subrayar que la Comunidad gallega ha dicho «no» a los nacionalismos «de forma reiterada» cada vez que se le ha preguntado en las urnas.
«Somos ejemplo de que es compatible ser nacionalidad histórica y mantener una lealtad exquisita al conjunto de la nación de la que formamos parte y a la Constitución que garantiza su unidad», remarca.
GALICIA «SE DEFENDERÁ»
Así las cosas, insiste en que resolver el problema creado en Cataluña por el independentismo «trasladando al conjunto de España la fragmentación, el radicalismo y las políticas aventureras que en esa tierra hermana proliferan, no es una buena receta».
«Si pretenden establecer unas nuevas reglas de juego en la política autonómica en las que predomine la asimetría y el privilegio y la inhabilitación sea un mérito, la postura de Galicia es muy clara. Aseguro con rotundidad que la Xunta prefiere un marco dominado por la legalidad, la lealtad institucional, la cortesía en las formas, el multilateralismo, la atención a los problemas reales de los ciudadanos vivan donde vivan y la solidaridad entre comunidades», constata.
Y recuerda que así se lo trasladó a Sánchez en su conversación telefónica, antes de advertir que, si el Gobierno escoge un camino distinto, no está en los planes de Galicia «resignarse, calar y aceptar agravios comparativos».
«Galicia no ha querido nunca, ni quiere, ni querrá ser más que nadie, pero tampoco aguantará ser menos porque todos los españoles somos y debemos seguir siendo iguales. Por eso, el Gobierno de España, de toda España, debe saber que Galicia velará por que esa iguadad se preserve y, si se viese amenazada, se defenderá con todos los medios posibles que nos da la Constitución en la que nosotros sí creemos», zanja.