La CIG se ha movilizado en Santiago para «mantener viva la llamada a la lucha» frente a unos presupuestos, los de 2026, que ve «lesivos» para los gallegos. Al respecto, el secretario xeral de la central nacionalista, Paulo Carril, ha acusado al PP de ser «la versión gallega de Ayuso» y de convertir la Cámara en un «Parlamento de cartón».
Precisamente desde la estación intermodal compostelana, y pasando por las puertas del Parlamento gallego, cientos de personas se han manifestado este miércoles convocados por la CIG para denunciar las cuentas que la Xunta prevé aprobar en los próximos días.
En declaraciones a los medios de comunicación, Carril ha censurado que el PP, «en un intento de consolidar un Parlamento gallego de cartón», suma ahora «que está convertido en una versión gallega de Ayuso», en el contexto de «una españolización brutal».
«Ha convertido el Parlamento en una extensión de los consejos de administración de las grandes empresas», ha reprochado el líder de la central sindical.
Frente a esto, ha confrontado que sigue habiendo «una problemática social ligada a la precariedad, falta de vivienda, servicios públicos, situación de bajos salarios y negativa a poder tener un marco gallego de relaciones laborales», entre otras cuestiones.
Por eso la CIG reclama «un cambio de políticas» y al final de la protesta ha habido una ‘lectura coral’ de un manifiesto por personas que representan a los sectores con huelgas en marcha: metal, mujeres del servicio de ayuda en el hogar (SAF) de residencias, enseñanza y sanidad.
CAMPAÑA
La iniciativa se enmarca dentro de la campaña de la CIG bajo el lema ‘Por unha Galicia con dereitos. Traballo digno e igualdade’, que exige «un cambio profundo».
Así, Paulo Carril ha lamentado que, «tras la terrible ola de incendios que puso en evidencia las políticas destructivas del PP, estos presupuestos son aún peores de lo que se podía pensar», pues identifica una «mercantilización» de servicios públicos y avisa de que la ley de acompañamiento los «empeora».
También carga contra la «importante reducción de la inversión» en política de industrialización y creación de empleo y con que «se fía todo a un turismo salvaje» y a la «eucaliptización».

