La Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) ha advertido en un informe sectorial solicitado por la Administración autonómica para evaluar el impacto ambiental de la planta de biometano proyectada en la parroquia de Coeses, en el municipio de Lugo, que el cauce del río al que irían a parar los vertidos resultantes del tratamiento biológico de los residuos es de muy escasa entidad como para conseguir una autorización favorable.
El organismo, que ha elaborado el estudio en el marco de un proceso administrativo abierto por la Xunta de Galicia pero que carece de cualquier poder de decisión con respecto a la ejecución del proyecto, entiende que la capacidad de dilución de los residuos líquidos vertidos al riachuelo de Vilalbite, que desemboca en el río Miño, sería muy limitada.
La planta de biometano de Coeses, en proceso de evaluación técnica y ambiental, se encargaría del tratamiento biológico y concentrado de los residuos procedentes de diferentes industrias alimentarias, lo que generaría, según sus detractores, una gran cantidad de residuos líquidos y sólidos que podrían afectar a la calidad del aire y de los acuíferos.
«Lo que pretenden hacer aquí es centralizar la recogida de desperdicios de la industria cárnica, láctea y conservera en un mismo punto. Y todo el tratamiento de ese proceso de digestión anaeróbica va a producir olores y provocar vertidos contaminantes», explica, a modo de introducción y en declaraciones a Europa Press, Javier Otero, técnico forestal, miembro de la comisión permanente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Lugo y residente en Ribas de Miño, una parroquia cercana al lugar donde pretende instalarse la planta.
Para Otero, los riesgos que comporta el proyecto para la salud de los vecinos de su parroquia, pero también de las de Cuíña, Soñar, Piugos, Santa Comba, Nadela, Conturiz «e incluso los habitantes de la zona sur de Lugo» son múltiples.
«Por un lado está el mal olor, porque es imposible transportar estos residuos de una manera hermética. Después, en el proceso se van a utilizar químicos que van a afectar al aire y se va a separar la parte sólida de la parte líquida, que también contaminará el río porque tiene muy poco caudal», enumera.
OPOSICIÓN CIUDADANA AL PROYECTO
Desde la presentación del proyecto, para el que se abrió un proceso de exposición pública con un plazo para presentar alegaciones que venció este miércoles, las voces ciudadanas contrarias a la instalación de la planta de biometano en Coeses no han parado de multiplicarse. «Desde que se abrió el plazo y se empezó con la recogida de alegaciones se presentaron más de 5.000 solo en soporte papel», indica Otero.
Las protestas y movilizaciones ciudadanas tampoco se han hecho esperar. La última tuvo lugar este mismo martes frente al edificio de la Delegación Territorial de la Xunta de Galicia en Lugo, donde el líder del Ejecutivo gallego, Alfonso Rueda, y la alcaldesa de la ciudad, Paula Alvarellos, mantuvieron un encuentro para abordar los proyectos comprometidos por Administración autonómica en la ciudad.
La movilización ciudadana ha cristalizado en la constitución de una plataforma, bautizada bajo el nombre ‘Lugo…non quere cheiros’, que ya ha solicitado reuniones con los tres principales grupos políticos con presencia en la Administración. También ha lanzado una campaña de recogida de firmas contra la planta de biomasa en diferentes puntos de la ciudad de Lugo entre los días 15 y 24 de julio.
Unas acciones que serán complementadas, explican desde la recién constituida plataforma, con campañas de buzoneo «para informar a la ciudadanía de los riesgos que supone la instalación de la industria» y con una manifestación convocada para «finales de septiembre»
«El proyecto es un sinsentido, un proyecto que no suma, que solo resta. No es necesario hacer kilómetros y kilómetros con un camión lleno de residuos tóxicos. Una macroinstalación de este tipo, aquí no la queremos», finaliza, respecto de la planta de biometano de Coeses, Javier Otero.