El titular de la Xunta, Alfonso Rueda, ha intentado minimizar este lunes las lecturas políticas que ligan con interés en ganar protagonismo presidencial su decisión de suprimir las dos vicepresidencias del Ejecutivo autonómico, que hasta ahora dirigían Diego Calvo (quien sigue como conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes) y Ángeles Vázquez (ahora responsable de Medio Ambiente e Cambio Climático).
Así, ha rechazado cualquier vínculo con desavenencias internas y ha defendido que su objetivo fue construir «una estructura horizontal», al tiempo que, en lo que respecta a realzar su figura política, ha subrayado que, tras la victoria del 18F –cita en las urnas de la que salió con una mayoría absoluta de 40 diputados– no necesita ningún «refuerzo» añadido.
A preguntas de los periodistas, después de dar a conocer su Gobierno y de que sus integrantes tomasen posesión este lunes y mantuviesen su primer encuentro, Rueda ha recordado que él mismo pasó «por varios puestos» en la Administración gallega, cuando su antecesor, Alberto Núñez Feijóo, estaba al frente de la Xunta, «siempre» entendió que «había cosas que tocaban en cada momento».
De hecho, el de Os Peares tampoco tuvo vicepresidentes en el primer mandato y Rueda ha retomado esta idea. Por ello, ha afirmado que «en ningún caso» se plantea que alguno de los afectados por los cambios o por la supresión de las vicepresidencias hayan podido pensar que se trata de «otra cosa» que no sea «una reorganización».
Lo que sí ha aclarado es que no seguirá sus pasos en forzar a todos los conselleiros a dejar su acta parlamentaria como sí hizo su antecesor en 2009 –lo que le incluyó a él mismo–. Seguirá la «costumbre» adquirida posteriormente de que la mayoría de conselleiros renuncien al acta –hoy dijo «en general»–, pero no todos.
En todo caso, no ha querido ratificar quiénes la van a conservar –ha apelado a ir paso a paso y ha anticipado que esta decisión no se va tomar «esta semana» ni la próxima, dado que tiene otras prioridades en las que pensar (cargos y segundo nivel de la Administración, por ejemplo)–.
En su día, había defendido que, en su opinión, debían mantener acta los que tengan «más peso político». Este lunes, preguntado expresamente sobre Diego Calvo y Ángeles Vázquez, ha preferido no dar nombres.
Lo que sí ha defendido es que ninguna de sus decisiones están destinadas a buscar un realce personal porque considera que no necesita «refuerzo» alguno. «El refuerzo es el resultado electoral», ha esgrimido, antes de subrayar que la victoria evidencia que hubo «acierto» en la gestión anterior, por lo que no ve preciso tener que «enviar ningún mensaje» a mayores o dar «una imagen».
«CARRERA DE RELEVOS»
Preguntado sobre sus nuevos conselleiros y después de que manifestase su deseo de reforzar el peso político del Ejecutivo haber optado por un perfil técnico como el de Antonio Gómez Caamaño, especialista en oncología radioterápica, para Sanidade, el presidente ha defendido que ha intentando buscar perfiles adecuados para cada puesto. El objetivo último lo anticipó en la toma de posesión: quería «la excelencia».
«Y viendo la acogida tras conocer su nombre, estoy convencido de que será una buena elección», ha aseverado, antes de destacar también «el magnífico trabajo» del anterior titular del área sanitaria, Julio García Comesaña. «Esto es una carrera de relevos, cuando se conforma un nuevo Gobierno tiene que haber cambios», ha reflexionado.
Asimismo, ha reiterado que él está «orgulloso» de quienes le acompañaron en la etapa inmediatamente anterior y ha subrayado que «Todos son diputados». «Pero ante una nueva etapa, cuando hay cambios, hay personas sustituidas», ha incidido y ha añadido que, si estuviera descontento, «igual hubiera anticipado» los relevos –aunque Elena Rivo no llegó a cumplir el año como conselleira–.
Los relevos, ha recalcado, encajan «dentro de la normalidad» y lo clave, a su modo de ver, es integrar «un equipo bien avenido». «Hay un momento para entrar y para salir», ha insistido.
ORGANIGRAMA «BIEN DIMENSIONADO»
El titular del Gobierno más amplio desde el bipartito de PSdeG y BNG que dirigió Galicia entre 2005 y 2009, y 1ue solo sumaba un departamento más, Rueda ha defendido que su Ejecutivo está «bien dimensionado». Ha rememorado que la coyuntura cuando Feijóo entró en la Xunta y redujo el organigrama era distinta, marcada por la crisis económica.
Ahora, el dirigente pontevedrés considera «acertado» dotar a áreas a las que quiere dar impulso como Cultura, Lingua e Xuventude de una consellería propia. Y ha ratificado que «habrá concentraciones en otros departamentos», en la línea de las ideas que avanzó en su discurso de investidura.
Sobre dónde se ubicarán, por ejemplo, las competencias de Movilidad o qué papel tendrá Reto Demográfico, Rueda ha insistido en pedir «paciencia» y ha explicado que quiere agilizar el desarrollo del segundo nivel de la Xunta. Pero, en concreto sobre demografía, ha subrayado que se trata de una materia transversal –aunque las competencias de promoción de la natalidad o protección de las familias están bajo el ala de Política Social–.
«Esto de la horizontalidad va en serio», ha sentenciado y ha recalcado que considera que ha articulado un Gobierno «compacto» y «bien dimensionado». Las decisiones de unificar otras áreas (ha vinculado emigración con empleo, por ejemplo), ha insistido, redundará también «en una mejora» de los servicios.
REUNIONES Y RELACIÓN CON EL GOBIERNO
Ya con nuevo Gobierno, ha ratificado que pedirá reunirse con el rey Felipe VI y, a continuación, con el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez. Así, ha recordado que el ministro de Transportes, Óscar Puente, ofreció públicamente cooperación institucional.
Él ha garantizado que el Gobierno central contará con su cooperación y «lealtad» si Galicia tiene «lo que le corresponde». «Si es así, todo irá bien», ha prometido.
Finalmente, ha asegurado que no habrá «ningún problema» tampoco en relación a reunirse con los regidores, después de demandar el encuentro la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín. A ella le ha agradecido –como también, dijo, ha hecho públicamente– su actitud institucional. «Y aspiro a mantener una relación institucional adecuada, al margen de discrepancias (políticas) que son conocidas», ha concluido.