El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, ha llamado a quienes «en el primer confinamiento votaban que no al estado de alarma» y ahora «claman» porque se renueve tras el 9 de mayo, a que «hagan la propuesta al Gobierno y ofrezcan su cooperación parlamentaria y conformen la mayoría».
Así se ha pronunciado en una ponencia de Nueva Economía Fórum, NEF Tendencias, celebrada en la mañana de este miércoles, en la que ha hecho un repaso a la situación política y municipal del último año, marcada por la pandemia de covid-19.
En este ámbito, Caballero ha señalado que durante el primer estado de alarma, «cada renovación era un proceso de pacto complicado», en el que el Gobierno tenía que negociar y buscar aliados. «Era un proceso penoso en su propia renovación», ha manifestado.
Es por ello que, aunque ha reconocido que aquellos que ahora piden la renovación del actual estado de alarma tras el 9 de mayo «seguro que tienen un punto de razón», ha criticado que hace un año «la voluntad política era el voto al no permanente».
«Hubo momentos en los que la oposición, en la primera ola, pretendía casi tumbar al Gobierno por las renovaciones y prórrogas del estado de alarma; hubo quien primó su interés partidario al interés colectivo del país. Ahora es bueno reflexionar qué sucederá a partir de mayo pero recordando las posiciones políticas anteriores», ha sellado.
«No se le puede pedir a un Gobierno que no tiene mayoría parlamentaria que tome una decisión que votan en contra los que le piden que la tome; es el absurdo político en el que estamos», ha recalcado, reiterando que es necesario «unanimidad y acuerdo» para conseguir una renovación del estado de alarma. «Decir: ‘decrétalo, que voy a votar en contra’, es una incongruencia intolerable», ha finalizado.
GESTIÓN DE LA PANDEMIA
En cuanto a la gestión de la pandemia, Caballero ha considerado que en Europa ha habido «un acierto con la centralización de la compra de las vacunas», de forma que «toda Europa tiene las mismas y así no se produce el fenómeno de la Europa rica y la Europa pobre» y una consecuente «ruptura de la Unión Europea».
No obstante, ha mantenido que, en lo relativo a España, «desde muchas autonomías no se entendió la importancia de las entidades locales» y «no siempre se usó la capacidad de lo local» en cuestiones como el mantenimiento del orden, el respeto de las normas o la política social.
En este marco, ha comentado que «toda la política social» y las labores parasanitarias de desinfección las llevaron a cabo las entidades locales, pero no recibieron «recursos de las comunidades autónomas al efecto».
«Hay un tratamiento indebido a las corporaciones locales desde las comunidades autónomas, que no hacen transitivo el paso de los fondos; no lo digo en función de interés político, lo decimos porque habría mayor eficacia», ha sentenciando, concluyendo que en este aspecto «la situación fue muy deficiente».