El socialista César Poza ha sido elegido regidor municipal de Vilaboa por mayoría simple, con los votos en contra del PP y la abstención del BNG, que ha roto el pacto de coalición en disconformidad con la decisión de su exsocio de gobierno de cubrir la renuncia del anterior alcalde, Francisco Costa, con quien ocupaba el noveno puesto de la lista electoral.
En un pleno extraordinario de a penas 20 minutos celebrado en la Casa da Cultura de Riomaior, con la asistencia de unos 25 vecinos, César Poza se ha comprometido con los habitantes de Vilaboa a «pelear cada día por no defraudarlos».
El nuevo alcalde ha explicado que, aunque «no son las mejores circunstancias» para su incorporación, llega sin «ninguna hipoteca» desde el punto de vista político, las «ideas claras» y «lecciones aprendidas» de su anterior etapa como concejal de Educación y Cultura.
«Será necesario afrontar con entereza y capacidad resolutiva el actual escenario de crisis por la pandemia», ha señalado Poza. Por ello, ha asegurado que lamenta «profundamente» la decisión del grupo municipal del BNG y se ha comprometido a «trabajar con ellos y el resto de la Corporación en la búsqueda de las mejores soluciones para los vecinos, escuchando a todos pero tomando decisiones».
OPOSICIÓN
Así, se ha dirigido a dos de los tres concejales nacionalistas –ya en la oposición– y a los cuatro populares para ofrecerles su «compromiso firme con la transparencia y el diálogo».
Para César Poza «es momento de estar unidos» para que las consecuencias de la crisis «tengan el menor impacto posible», por lo que ha advertido que «mirar por intereses particulares o partidistas no es hacer política nunca, y menos cuando la urgencia es máxima». Por el contrario, se ha mostrado partidario de «tender puentes».
Poza ha finalizado su intervención agradeciendo el trabajo de su precedesor durante los últimos cinco años y la influencia de sus «mentores políticos», el exalcalde Luis Poceiro y el exteniente de alcalde Francisco Barcala.
BNG
Por su parte, el BNG ha mostrado su interés por resolver el funcionamiento interno del ayuntamiento, para que a partir del viernes puedan tratar con el grupo municipal del PSOE el traspaso de las áreas de promoción económica, obras, cultura y juventud que estaban gestionadas por los tres ediles nacionalistas, ya que desde el pasado lunes, cuando el Bloque anunció la ruptura del pacto, no se ha producido ningún contacto entre ambos partidos.
El BNG había llegado a calificar la elección de César Poza como «una estafa a la ciudadanía» y una decisión que ponía «en entredicho la valía de los componentes actuales del grupo de gobierno socialista».
La crisis entre los exsocios culminó con acusaciones hacia el PSOE por «invadir competencias» asignadas al BNG en el pacto y por el «incumplimiento reiterado de consensuar la acción de gobierno», además de atribuir el cambio en el bastón de mando a una «estrategia» basada en la actitud de los socialistas de ejercer «como un gobierno con mayoría absoluta, relegando al BNG a un plano meramente administrativo».
La portavoz del Bloque, Ornela Fernández, ha justificado la decisión tomada en base a que la gestión de lo que ha calificado como una «crisis institucional, no de partidos», fue «de principio a fin, nefasta».
Al considerar que la confianza entre ambas formaciones está «rota», ha apelado a la «dignidad» del grupo municipal nacionalista para «no participar» en lo que ha tildado de «engaño a la ciudadanía», por lo que pasa así a la oposición.
El edil socialista José Manuel Piñeiro ha admitido la «premura» en la gestión de la renuncia del exalcalde, pero ha rechazado las acusaciones de «fraude» argumentando que la solución adoptada está «dentro de la normativa».
En cuanto al PP, el concejal Alberto Acuña no ha compartido el «fraude» planteado por el BNG, de forma que emplaza a Poza a estar «a la altura y que demuestre que se puede confiar en él».