El Museo Pontevedra ha presentado este jueves a su Consejo Asesor, integrado por la arqueóloga Beatriz Comendador, el empresario de las industrias culturales Kin Martínez, la directora de la Escola de Deseño Textil e Moda de Galicia, Lola Dopico, la artista Menchu Lamas, el crítico de arte Ramón Rozas, la arquitecta Teresa Táboas y el pedagogo y escritor Xaime Toxo.
El acto de presentación se ha desarrollado en el Sexto Edificio con la presencia de la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, el vicepresidente César Mosquera, el director del Museo Xosé Manuel Rey y la directora de gestión Sonia Mateos.
Xosé Manuel Rey ha destacado que los integrantes del Consejo Asesor representan a sectores «muy diversos» de la sociedad y tienen una amplia trayectoria profesional.
Este órgano se reunirá de forma periódica (como mínimo dos veces cada seis meses de manera ordinaria) para hablar de cómo afrontar los proyectos, la gestión y el funcionamiento de la institución museística. Su objetivo final es consolidar el liderazgo del Museo de Pontevedra en Galicia y avanzar hacia una mayor proyección exterior.
El vicepresidente Mosquera, responsable político del Museo, ha señalado que todos los seleccionados lo fueron por su currículo y valía individual y no por ser representantes de instituciones, además de remarcar que «son personas relativamente jóvenes frente a la tendencia a que haya carga excesiva de edad». A todos ellos les ha agradecido «el compromiso, y el entusiasmo».
La presidenta de la Diputación, Carmela Silva, ha reparado en el número de mujeres presentes en el Consejo Asesor, haciendo posible que se combinen las «miradas femenina y masculina» y también la «amplia representación territorial», pues los integrantes proceden de diversos puntos de la provincia e incluso de fuera de ella.
Por su parte, el director Xosé Manuel Rey ha comentado que, tradicionalmente, la existencia de órganos colegiados de carácter consultivo ha permitido a los museos «superar una dirección de carácter excesivamente personalista», siendo a día de hoy una figura presente en la estructura organizativa de todos los museos, al estar considerada por los especialistas como una «buena práctica» de gestión ya que asegura «conseguir una mayor independencia de la institución frente al control político», entre otras ventajas.