Un perito de los Franco ha rechazado la posibilidad de que se produzcan daños en las paredes de piedra u otros elementos del pazo de Meirás si se retiran bienes del mismo, a preguntas de la letrada de la familia del dictador.
Lo mismo ha mantenido a las de abogados de las administraciones personadas — Estado, Xunta, Ayuntamiento de Sada y de A Coruña y Diputación coruñesa–, en la vista para dirimir qué bienes pueden retirar los Franco.
Así, ha rechazado que haya «un problema grave en retirar apliques» aunque los mismos estén en muros de piedra para sujetar bienes que están en disputa entre el Estado, como titular del inmueble, y las demás administraciones personadas en la causa contra los Franco, y la familia del dictador.
Al respecto, ha asegurado que, para tapar lo que quede al descubierto, hay en el mercado elementos que «imitan la piedra». «Eso se hace en obras de rehabilitación», ha manifestado este arquitecto, que ha precisado que su informe pericial se limitó a analizar si «técnicamente» es posible retirar bienes como estatuas, un mural, un sarcófago u otros elementos como blasones, sin «afectar» al pazo, pero sin entrar en la posible pérdida de valor histórico.
VALOR
Cuestionado si cree que mesas de piedra y bancos ubicados en el exterior u otros elementos como pilas bautismales se colocaron con el sentido de permanencia, se ha mostrado convencido de que así era, pero ha rechazado, frente a los peritos de la Xunta y el Estado, que puedan perder valor por su ubicación en un lugar distinto al pazo.
Por otra parte, ha descartado, frente a la perito del Estado, que haya que «picar la piedra» para quitar algunos de los bienes, a preguntas de ambas partes.
Todas estas cuestiones se han planteado por los abogados en relación a las divergencias existentes sobre los bienes inseparables del inmueble, a juicio de las administraciones, y que reclaman los Franco.
GUARDA DE LA FINCA
Antes de este perito, declaró el que fue guarda de la finca entre 2003 y 2020 que indicó que de Madrid, cuando el llegó al inmueble, hace 19 años, se trajeron «muchas cajas», entre la que citó cuadros, camas y jarrones, entre otros.
«Los muebles que se incorporaron venían de Madrid, pero en el pazo cuando llegamos ya había muchas cosas», explicó este testigo, que apuntó que él colgó algunos de los cuadros que había en la capilla, sin concretar de dónde procedían, y que, por orden de Carmen Franco, cambió algunas piezas de lugar.