Las cocinas económicas o comedores sociales volvieron a la actualidad durante la última década debido a la crisis económica. La mayoría de personas usuarias hasta hace diez años eran hombres de edad media, sin trabajo y en situación de exclusión social. A partir de 2009 el número de mujeres y familias usuarias subió de manera exponencial. Las familias son derivadas a las cocinas económicas por los servicios sociales. También ha aumentado la población inmigrante en estos últimos veinte años. Muchos de ellos en situación irregular y viviendo en la calle.
EVOLUCIÓN DE LAS PERSONAS USUARIAS
“Hace veinticinco años era inusual ver una persona de origen subsahariano o mabregí y latinoamericana, era casi imposible” dice Óscar Castro, actual coordinador de la Cocina Económica de A Coruña. El número de personas inmigrantes, como se apuntó, aumentó de manera paulatina desde los años 90. “Hoy en día el 35% de las personas usuarias pueden ser inmigrantes”. “Hay de las antiguas repúblicas soviéticas, creo que también ha tenido que ver el Camino de Santiago, lo hicieron y quedaron, posiblemente hoy tengamos más de 50 nacionalidades ”.
Antonio Tostado responsable de la Cocina Económica de Ferrol, relata que durante la crisis económica “es cierto que se diversificó el perfil, pero mayoritariamente siguió siendo un varón de 55 años de promedio”. El porcentaje que calcula Tostado es de 85% hombres y 15% mujeres, “la exclusión parece afectar más a hombres que mujeres, los hay que viven solos, no tienen familia o rompieron los lazos familiares”. Sobre usuarios inmigrantes, la respuesta es que en Ferrol no hay mucha presencia “deben estar entre lo 15 y 17%, con todo, esta población es más vulnerable, no tiene familia, durante la crisis no hubo más inmigrantes”.
CRISIS ECONÓMICA
La recesión de 2008 cayó como una loseta sobre los comedores sociales y los bancos de alimentos. El número de usuarios comenzó a subir de tal manera que en ocasiones, superó la capacidad de atención de estas instituciones.
“La crisis económica los cogió muy fuerte desde 2007, por numerosas cuestiones, desde ese momento a cantidad de personas no bajó” señala Óscar Castro. Así, en 1995 en A Coruña “hacíamos comida para 400 personas que comían aquí y llevaban para la casa, hoy en día damos 1.300 comidas”. La comida que sirven es la de medio día. A eso se le suman también otras actividades como lavandería, duchas y punto solidario.
En Ferrol, durante la crisis económica servían comidas a familias que enviaban los servicios sociales del Ayuntamiento, mas “eso dejamos de hacerlo hace ya tres años, consideramos que no era tarea de un comedor social, eran familias que recogían y llevaban la comida para la casa” dice Antonio Tostado. Entre el año 2008 y el 2013 en Ferrol el número de personas que asistía a la Cocina económica subió de 78 a 152 de promedio. “Desde 2013 hasta enero de 2018 bajó a los 89, mas volvió a subir de enero de 2018 tenemos un repunte con 120 personas” explica Antonio Tostado quien afirma desconocer los motivos de este repunte.
“Atendemos a familias llevándoles comida a domicilio, son gente que vive de alquiler o en un cuarto” señala Óscar Castro. El objetivo es que esa gente disponga de comida caliente en su casa, “pensando en que hay menores o gente mayor que no puede desplazarse hasta aquí”. También hay gente que lleva de cenar y ahora mismo estamos en el pico de asistena más alto del año. El motivo es que durante el verano “hay personas que tienen un trabajillo en hostelería, pero eso se acaba y tienen que volver otra vez”.
“Ahora tenemos los servicios de comida de medio día y cena, otros centros tienen ya el servicio de desayuno por la mañana” apunta Antonio Tostado. En Ferrol no pueden asumir un servicio más por falta de tiempo. “Comenzamos a trabajar a las ocho y promedio de la mañana y a las 12:30 ya hemos de tener servida la comida”. Por eso la cena es un catering que se sirve todos los días excepto los sábados que se sirve una bolsa fría. La empresa del catering prepara las comidas de domingos y festivos.
PRESUPUESTOS
El presupuesto de estos centros se va mayoritariamente en alimentos y en otras atenciones a las personas usuarias. En A Coruña por ejemplo “nuestro presupuesto de gastos es de un millón cien mil euros por año”. Óscar Castro apunta que ya llevan dos años con una serie de gastos que cobren los alimentos, que se no es por donación hay que comprar la mayoría.
Del presupuesto en Coruña “hay una parte que son donaciones de los 3.300 socios de la entidad, esto supone entre 450.000 o 500.000”. También hay aportaciones mediante recaudaciones por actividades como conciertos, personas que hacen su donación puntual. “Tenemos un convenio con el Ayuntamiento para el gasto de consumo energético y de la Diputación que también colabora”.
En Ferrol “el 60% de los fondos son privados, tenemos 1.400 socios y eso ya nos da autonomía suficiente, tenemos donaciones, empresas, asociaciones, y el 40% son ayudas públicas”. Las ayudas públicas vienen de la Consellería de Política Social, a Diputación de A Coruña. “Con el Ayuntamiento de Ferrol tenemos un convenio de colaboración, de manera extraordinaria hubo ayudas del Parlamento de Galicia y subvenciones de los ayuntamientos de Narón y Neda” finaliza Antonio Tostado.
Hemos intentado acercarnos a personas usuarias, pero no quisieron compartir ni motivos ni valoraciones de su presencia en uno de estos comedores sociales. Algunos solo mencionaron muy por encima la falta de empleo, familias desestructuradas, adicciones y falta de recursos. En la misma fila a donde nos acercamos pudimos observar que había gente llegada de otras partes del Estado además de algún extranjero.
Preguntados por si existen problemas de seguridad, todos niegan que haya conflictividad. Aun así, delante de la cocina económica de Santiago de Compostela casi siempre hay un vehículo de la policía local en el turno de noche. Se sabe de algún incidente en el pasado, cuenta un usuario, pero hace tiempo que las cosas están tranquilas.