La limpieza de montes en algunos ayuntamientos de la Limia está creando alarma entre sectores tanto ambientalistas como vinculados a la explotación del monte bajo, entre ellos los apicultores. Los colectivos ecologistas estiman también que detrás de estas labores existen intereses económicos ligados al “negocio del fuego”. En este caso, el negocio sería aprovechar las ayudas que dispone la Consellería de Medio Rural para la limpieza de montes comunales. Profesionales del sector reconocen que gracias a las subvenciones hay trabajo, pero rechazan las acusaciones de no actuar de manera ética.
DONDE ESTÁ El NEGOCIO?
Manuel García considera que el abandono del rural influye sobre las contrataciones de limpieza que firman las comunidades de montes. “Cuando salen las ayudas de la Consellería de Medio Rural, las empresas envían a sus comerciales para convencer a los presidentes de las mancomunidades de montes, que muchas veces son personas mayores debido al abandono del rural”.
Por su parte, las empresas reconocen que sí se hace labor comercial. “Tenemos que hacerlo, porque nosotros no recibimos las subvenciones y realmente, ese dinero es lo que mueve la mayor parte de este trabajo” señalan desde la Cooperativa Brañas, dedicada a limpiar montes y otras tareas relacionadas.
Las ayudas que Medio Rural destina para la limpieza del monte tuvieron este año un importe de 13 millones de euros, cofinanciados por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader) en el marco del Programa de desarrollo rural (PDR) de Galicia 2014-2020. La superficie prevista para labores de limpieza este año fue de 7.000 hectáreas.
Manuel García señala que “lo que le pagan a las empresas de desmonte es de 450 euros por hectárea limpia, y luego cuando son superficies de más de 10 hectáreas, como hay que presentar un informe de impacto ambiental, subdividen esta superficie en varias facturas sobre diferentes extensiones”.
“El precio ya viene fijado en el contrato de la subvención” dicen desde la cooperativa Brañas. “Nosotros no sabemos cuánto dinero se destina a cada contrato, eso es en función de varios factores como la superficie total, la dificultad del terreno”. También señalan que “para saber una aproximación de los precios enviamos gente que vaya a mirar el terreno y hacemos cálculos en función de los datos que tenemos”.
Por su parte, Medio Rural declara que el dinero de las ayudas son en base la unas estimaciones de la Consellería de acuerdo al proyecto de limpieza que quieren realizar los propietarios. La Consellería desconoce cuál es el precio medio por hectárea que cobraría una empresa.
DESBROCES SIN CONTROL
El desbroce total elimina toda la flora dejándola molida sobre la superficie y formando así una capa de residuos que al secar, pueden ser también un potencial combustible para el fuego. “Estos restos sobre el mato cortado no permite brotar las plantas de manera idónea” dice Manuel García, miembro del MEL.
García apunta además que el monte bajo, un ecosistema propio de Galicia, semejante al otros en la Unión Europea, “está reduciendo su superficie por culpa los incendios, la plantación de pinos y eucaliptos y el roturado de estas zonas para sembrarlas con cereal o hierba de pasto, y que finalmente, acaban siendo terrenos donde se esparcen los purines de las granjas industriales”.
El sector de la apicultura está también en alerta ante los desbroces que se realizan en algunas áreas de Ourense, pues están perdiendo la fuente de materia prima para su industria. Desde la Asociación Gallega de Apicultores (AGA) dicen que “el día 14 de noviembre pedimos una reunión con Medio Rural para tratar este tema, aun no hemos recibido respuesta”.
“Los desbroces eliminan brezo, rematal blanco y tojo pequeño que son las plantas más recurridas por las abejas para hacer la miel”, dice Jesús Asorey, presidente de AGA. “Este tipo de monte tiene un alto valor ecológico y está protegido en países de la Unión Europea” declara Asorey. “Es un gran regulador hídrico, ayuda a que los acuíferos naturales mantengan sus reservas de agua” declara Manuel García.
Desde la Agrupación Apícola de Galicia (AIE) señalan que fijándose en el coste-beneficio, el desbroce es útil. Pero lo que no había debido permitirse es la entrada de maquinaria en zonas altamente productivas para los apicultores. AIE también lamenta que muchas veces sean precisamente los montes que más interesan los afectados por el desbroce sin que se realice la misma labor en franjas de seguridad o pistas forestales.
Por su parte, las empresas de desmonte subrayan que la Administración no les permite su trabajo en hábitats de especial protección. “Además, antes de comenzar cualquier trabajo, debemos avisar para que se haga un estudio tanto de patrimonio arqueológico como natural”.
La desaparición del monte bajo autóctono dejaría el paisaje sin uno de sus elementos naturales dando paso a pastos, plantaciones silvícolas y montes donde se vierten residuos, según organizaciones ecologistas. Las empresas de desmonte declaran que su trabajo se ciñe exclusivamente a lo establecido por ley y a los presupuestos de las ayudas para limpieza de montes. La industria de la miel teme perder superficie para su trabajo. Por otra parte, ecologistas y conservacionistas dicen que una manera de preservar este hábitat es permitiendo el desarrollo de actividades como el pastoreo que fijaría población en áreas que pierden habitantes.