Estudiantes y representantes sindicales de los mismos dicenno conocer en detalle el informe del Defensor del Profesor vinculado a ANPE. Para ellos, los verdaderos problemas que afronta la enseñanza pública en Galicia están más relacionados con la situación familiar, económica y personal del alumnado. La crisis económica, la falta de contacto entre padres e hijos, sobre todo en familias trabajadoras, o la falta de inversiones en educación, son los principales puntos que se debieran abordar en un debate sobre educación.

CONFLICTIVIDAD

“Desconocemos el informe del Defensor del Profesor, por eso no entramos a valorar” señala Diego Serantes del Sindicato de Estudiantes. “Sí tenemos constancia que en épocas de lucha de clase la juventud es una punta de lanza, por eso algunos sectores sociales y económicos quieren criminalizar a la gente joven”. La criminalización sería apuntar a la juventud como un segmento de la población que solo sabe hacer botellón, buscar conflictos en las aulas o no querer hacer nada con su vida.

Marta estudia bachillerato en Ferrol. No se considera conflictiva y eso que estuvo en un aula durante la E.S.O. que “era muy conflictiva, no había repetidores, tampoco eran muchos los que venían de familias desestructuradas y también los había que hacían lo mismo que los más problemáticos, no sé por qué”. La clase en la que está ahora no es como la descrita, aunque ha habido casos de ataques a algún profesor “porque no sabía imponerse”.

El Sindicato de Estudiantes entiende que la actual crisis económica es la raíz de la mayoría de los problemas que atraviesa la educación. “La falta de conciliación familiar se debe a que los padres y madres están fuera, trabajando en jornadas laborales larguísimas y a veces en situaciones complicadas” dice Serantes. A esto le suma que la situación económica actual fomenta estados de conflicto en las aulas porque los jóvenes transmiten la inestabilidad del hogar con su comportamiento en clase. “No es una cuestión simplemente psicológica, es una cuestión de crisis económica”.

La idea de un Ferrol en crisis económica y laboral permanente hace pensar en un lugar poco propicio para estudiar. No obstante, para Marta esa visión no es la real y las oportunidades de sacar adelante los estudios son más una cuestión de “cómo está planificado el sistema educativo” y no tanto del ambiente económico que vive su entorno.

DESESTRUCTURACIÓN Y DIVERSIDAD

Las previsiones cuando se aprobó a LOMCE eran que la mayoría de los jóvenes tuvieran titulación “porque así les sería más fácil encontrar trabajo”. Se buscaba que chicas y chicos sin finalizar FP o bachillerato, tuvieran una formación básica para un oficio. “Realmente lo que buscaban era reducir los índices de fracaso escolar otorgando títulos académicos, además de proporcionar mano de obra barata para el mercado laboral”.

Marta tiene amigos y amigas en diversos centros de la ciudad donde vive y también en ciclos de FP básica. Preguntada sobre cómo ve a esos jóvenes, es muy clara “por los que conozco, son familias desestructuradas, que no les prestaron atención cuando lo necesitaban, no los animaron a estudiar, así que pasado el tiempo se dieron cuenta de que tener un título era necesario para muchas cosas”.

“La atención hacia la diversidad también sufre recortes por la crisis, en la línea de afectar a las personas que más sufren” dice Serantes. “La visión podría resumirse en ¿para qué vamos a invertir en este apartado?, porque al ser alumnos de padres y madres de sectores sociales débiles, los poderes consideran que no darán problemas”. “En mi instituto hubo alumnos que se sintieron intimidados por algún profesor cuando manifestaron abiertamente su sexualidad” dice Marta, y añade “los estudiantes han aceptado mejor ese punto”.

FORMACIÓN DEL PROFESORADO Y AUTORIDAD

Los recortes en educación según los representantes de estudiantes con los que hablamos, también trajeron un desfase en el reciclaje de conocimientos dentro del profesorado. Las acciones de formación para profesores en activo son “muy de cara a la galería” y desde la perspectiva del Sindicato de Estudiantes, “seguimos hablando de inversión, cuando se invierte es porque crees que puedes tener más y mejores resultados”.

¿Existe falta de autoridad de los profesores hacia los alumnos? “Hay que hacer evolucionar un sistema post-franquista donde el o la profesora tenía una presencia autoritaria, muy visibilizada”. Marta fue testigo de agresiones verbales y físicas entre alumnos. Como reaccionaron los profesores? “Hacen más caso cuando son agresiones físicas”. ¿Y cómo ve la actitud general de los educadores? “Creo que han perdido toda autoridad, hoy en día la máxima represalia es cambiar de centro al estudiante, eso si no hay denuncias”.

Si nos ceñimos a la visión de algunos alumnos y de parte de sus representantes, la conflictividad en las aulas puede ser consecuencia de las circunstancias personales del estudiante. Eso por una parte, porque por otra, no se puede descartar nunca que la acción de unos pocos puede desestabilizar aulas de hasta 30 alumnos. Por último, consideran que banalizar con la actitud de chicos y chicas, acusarlos de no querer hacer nada y que así es como nacen los conflictos en las aulas, es criminalizar a los más jóvenes.