El recogimiento, el silencio, los actos religiosos, la limpieza y la colocación de flores en las tumbas de los familiares fallecidos, son elementos que definen la asistencia a los cementerios el día de Todos los Santos y el Día de Difuntos. Existe toda una ceremonia con sus ritos, pasos previos y momentos culminantes dentro de estos dos días marcados en el calendario. Y como todos los ritos, hay un lugar donde se celebra, el cementerio.
Los días de Todos los Santos y de Difuntos fueron cambiando con los tiempos, lo mismo que está sucediendo con los cementerios. Así, algunos están siendo “revalorizados” como espacios más próximos a la comunidad sin perder la esencia del que es el lugar donde reposan quienes ya no están con nosotros.
El CEMENTERIO YA NO ES LO QUE ERA
El cementerio de Matamá puede ser uno de los ejemplos más destacables de como los “camposantos” pueden transformarse en espacios que, además del uso para el cual fueron creados, también pueden ser espacios donde se pueden realizar actividades para la comunidad. Alfonso Alonso Rodríguez es miembro de la Asociación del Cementerio de Matamá y explica brevemente que el cementerio “nació como un cementerio propiedad de los vecinos, luego la Iglesia lo registró a su nombre, pero en 1996 se recuperó para el vecindario”.
La recuperación de la “buena gestión, adaptar el lugar para dar accesibilidad a todos y todas, y el saneamiento del espacio” fueron los primeros pasos de la Asociación para cambiarle la cara al camposanto. “Recuperamos los lugares más emblemáticos, como el panteón de Eduardo Alonso, una donación de 1926, y llevamos adelante la rehabilitación integral de la capilla”. El caso era poder “darle vida al cementerio, aunque parezca una contradicción, pero le estamos dando otros usos como actividades para todos los vecinos y vecinas”.
Las actividades a las que se refiere Alfonso Alonso, son ahora mismo “una exposición de la Escola de Canteiros de Ponteveda que se llama “De Pedra” y que tiene dieciséis obras, también hemos impartico cursos de arte floral y hacemos charlas como las de asesoramiento en salud para la gente mayor”.
Serafín Saavedra, uno de los responsables del Cementerio Municipal de San Froilán en Lugo, describe cómo estos lugares también reflejan los cambios sociales y las actitudes para Todos los Santos y el Día de Difuntos. “Antes, hace décadas, las personas acudían a limpiar y preparar las tumbas y los nichos nada más acababan las fiestas de San Froilán, ahora aprovechan al límite la última semana a pocos días de las fechas de Santos y Difuntos”.
Otro elemento que también ha cambiado mucho es “el ruido de los cepillos cuando venían las gentes a limpiar, porque eran muchas personas, hoy en día ya no se hace tanto, pero lo que sí se sigue haciendo es la colocar muchas flores”.
CAMBIOS EN HÁBITOS
El enterramiento de las personas también ha cambiado con el paso de los años. “Hoy en día va ganando peso la incineración frente a la inhumación, con esta última solía haber un problema de falta de espacio, ahora la cosa está yendo al revés” declara Alfonso Alonso desde Matamá. En Lugo la incineración “va subiendo también, a pesar de que aquí los cambios van más despacio” dice Serafín Saavedra. Jorge Balado, de la Asociación Provincial de Empresarios de Servicios Funerarios (APREFU) de la provincia de Lugo, también apunta que “las ceremonias civiles van aumentando y también el hecho de que algunas familias esparzan las cenizas de sus difuntos”.
Otro elemento que también va cambiando es el tipo flores que se depositan para adornar los lugares de soterramiento. “Hoy por hoy, la flor más solicitada es el crisantemo por su precio más económico” dice Jorge Balado. “Aún se sigue comprando clavo y más margarita” dice Balado que también añade “los centros de flores evolucionaron en su aspecto, con todo, la gente hoy en día compra más plantas frente al ramo o el centro”. “También antes se usaba mucho la flor prefabricada y había centros de flores que dejaban ver una inversión de dinero importante” dice Serafín Saavedra.
Querer dejar el mejor ramo o las mejores composiciones florales, es también uno de las costumbres más ligadas a los días de Santos y de Difuntos, como si hubiera una “competencia”. “Eso ve dentro de cada uno, cuando hay algo para comparar, hay quien quiere destacar” dice Alfonso Alonso.
A pesar de eso, no se puede negar una cierta solidaridad dentro de los cementerios durante la limpieza y adorno de las tumbas. Intercambio de herramientas, grupos de personas que pueden hacer turnos anuales para limpiar un número determinado de sepulturas o la simple interacción social, a veces son consustanciais a todo el conjunto de tareas desenvolvidas por las familias para los dos primeros días de noviembre. “Sí, sí que se da esa solidaridad, son momentos de buena sintonía entre las personas” dice Jorge Balado.
LA EXPRESIÓN DEL DOLOR
“Somos un cementerio aconfesional, con todo, tenemos una zona habilitada por se hay alguna ceremonia religiosa” dice Alfonso Alonso. “Este cementerio es aconfesional, es de titularidad municipal, los actor religiosos católicos ya no son tantos, mas los que hay son concurridos, otras confesiones no suelen mostrarse mucho” dice Serafín Saavedra.
La expresividad o la demostración del duelo ante la muerte de un ser próximo, ha cambiado también? Mostramos de la misma manera que hace tiempo los sentimientos ante la persona fallecida, mismo años después? “La sensibilidad hacia muerte sigue siendo a misma” señala Saavedra, “pero hoy en día procuramos ser menos expresivos, hay gente que lleva gafas oscuras para no mostrar las lágrimas, es todo más íntimo”. “No veo tanta diferencia entre la gente joven y la más mayor en cuanto a su presencia en un entierro” dice Jorge Balado.
“A veces, si se entierra una persona joven, parece que es más concurrido, no obstante, las diferencias no son muy notables”. Para Serafín Saavedra hay algunas huellas que ya se dejan sentir, “puede haber cambios en el concepto de la muerte, cambios en las costumbres, ya digo ahora hay menos ceremonias religiosos y aparte, la visita continua al cementerio no es tan frecuente hoy en día”.
La cuestión es que para la mayoría de personas consultadas, estas fechas y lo que llevan consigo, no desaparecerán. Mudarán costumbres, actitudes y formas de conmemorar estos días. Y por supuesto, cambiarán algunos aspectos tanto físicos como sociales de los camposantos donde están enterrados ancestros de cada quien.