Los y las socorristas gallegas tuvieron que ejercer como personal sanitario en las playas para poder garantizar la seguridad sanitaria durante la pandemia. Su labor se incrementó al tener que dar instrucciones, pedir a las personas usuarias de las playas que no podían exceder ciertos límites, llevar máscara y control de afluencia. Para momentos así, la formación de estos profesionales incluye psicología sanitaria y habilidades sociales. Hubo lugares donde se reforzó la presencia del socorrista con la del vigilante de playa para el cumplimiento de las normas sobre COVID. A todo esto se le suma desde hace tiempo una serie de condicionantes que según algunas voces del sector, implican que en Galicia y otras autonomías, no se puedan cubrir todas las plazas de profesionales motivado por las diferentes legislaciones y los respectivos condicionantes implícitos en ellas.
LA COVID Y LAS NUEVAS MEDIDAS
La Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) como centro de formación también tuvo que aplicar las normas de seguridad sanitaria contra la COVID. Esto incluye el uso de la máscara durante ejercicios de piscina. Aparte hubo que añadir nuevas materias relacionadas con la seguridad en lugares de baño (playas marítimas, fluviales o piscinas) para evitar que los y las usuarias mantuvieran las medidas sanitarias emitidas por el Gobierno.
“Hubo lugares donde crearon la figura del vixilante que reforzó la presencia del socorrista para que la ciudadanía tuviera en cuenta las normas sanitarias” dice Alberto García, formador de la RFESS. Entre otras medidas, el vigilante controlaba el aforo en las playas y esta figura desaparecerá en cuanto sea seguro no tener que cumplir las medidas sanitarias. “Los usuarios tienen más restricciones y el socorrista debe garantizar el cumplimiento de las normas” dice García. A causa de esto el número de incidencias en las playas y otros lugares de baño pueden incrementarse, pero todos los años acaban reportándose actitudes agresivas.
Desde la Vicepresidencia Primera de la Xunta y Consellería de Presidencia, departamento con competencias en la materia, apuntan a la necesidad de pedir unos estándares profesionales acomodados para hacer frente a la pandemia en las áreas recreativas como las playas. “El primer paso es contar con un registro actualizado que permita reconocer el número de capacitaciones de quien lleva adelante estas tareas”. Si dichas capacitaciones no son suficiente, se crearía la figura de “personal auxiliar de apoyo”.
El motivo es crear un “dispositivo integral de intervención en el ámbito de las urgencias y emergencias”. Este dispositivo serviría para apoyar a los ayuntamientos en sus competencias en cuanto zonas de baño y ocio. En relación a esto último, Vicepresidencia Primera destaca que en estos momentos el Ejecutivo gallego quiere elaborar un nuevo decreto que regule tanto las competencias como la formación de los socorristas, manteniendo un “contacto directo con la FEGAMP, federaciones y demás agentes sociales del sector”.
Sobre este último punto Vicepresidencia recuerda que el artículo 115.d de la Ley 22/1988, de 28 de julio , de costas“establece como competencia municipal”, entre otras, “mantener las playas y lugares públicos de baño en las debidas condiciones de limpieza, higiene y salubridad, así como vigilar la observancia de las normas e instrucciones dictadas por la Administración del Estado sobre salvamento y seguridad de las vidas humanas”.
DIFICULTADES PARA SER SOCORRISTA EN GALICIA
El socorrismo no se libra de la precariedad laboral. “Serían necesarios socorristas durante todo el año porque hay ahogados durante los 365 días” destaca Alfredo García. En parte esto paliaría las deficiencias salariales y laborales del sector. La esta precariedad se añade lo que desde la RFESS consideran impedimentos para que profesionales ya formados entren en el cuerpo de socorristas de Galicia. “En 2012 Galicia puso en marcha un decreto que bajo nuestro punto de vista es muy exigente” dice García.
El Decreto 104/2012, de 16 de marzo sobre la formación mínima de los socorristas acuáticos, así como la creación del Registro Profesional de Socorristas Acuáticos de Galicia, pretendía crear unas bases y requerimientos para entrar a formar parte de los socorristas gallegos. Esta formación mínima establece unos nuevos “altos estándares de calidad y capacitación para el desarrollo de la profesión en Galicia”, exigiendo estar en posesión de la cualificación profesional de socorrismo.
“Nosotros vemos que es una formación elevada, que exige a las personas ya formadas pasar por las mismas pruebas que han pasado en la Federación” remarca García. “Personas que llevan más de diez años formadas no tienen por que pasar un curso donde repetirán los mismos pasos que dieron hay uno o más años”. Por tanto, las exigencias de la Xunta implicarían comenzar de cero para quien había querido ser socorrista en Galicia.
En el decreto gallego hubo modificaciones como el Decreto 35/2017, con variaciones “dirigidas a mantener el alto nivel de exigencia para la prestación de los servicios, manteniendo el certificado de profesionalidad como eje central, además de las otras titulaciones o acreditaciones”, dicen de Vicepresidencia. “Lo que nosotros pedimos es una formación básica y válida para todo el Estado” dice García.
Ser socorrista en Galicia exige una formación que, según Vicepresidencia Primera de la Xunta, no era la idónea antes de 2012. No obstante, desde la RFESS la formación que imparten a socorristas la consideran más que suficiente para tener profesionales bien cualificados. Lo que no entienden es la necesidad de pasar dos veces por la misma formación en caso de optar a una plaza en Galicia. Además de eso, desde el sector piden extender a todo el año la aplicación de este servicio.