El confinamiento devolvió por unos momentos a las personas al comercio de barrio segundo algunos propietarios y representantes del sector. No obstante, cuando comenzó la desescalada del confinamiento de marzo de 2020, las personas volvieron a las grandes superficies y a usar la venta online por comodidad. Por otra parte, incluso antes de la pandemia, este sector empresarial estaba llevando como podía los elevados cuestes de alquiler segundo que zonas de las ciudades. ¿Y ahora qué? ¿Qué sucederá con estos negocios durante y después de la pandemia?

SITUACIÓN DE LAS PEQUEÑAS TIENDAS

Sandra Ferro es la presidenta de Comercio Vivo que representa parte del pequeño comercio en la ciudad de Ourense. Años después del nacimiento de esta experiencia Ferro dice que “ahora mismo la unidad entre nosotros es más fuerte después haber realizado experiencias para mejorar el sector”. Porque como en otras ciudades, las pequeñas tiendas no habían creado tejido asociativo que defendiera sus intereses.

“El comercio de barrio es lo que hace ciudad, crea vecindario, crea empleo y riqueza, por tanto, le da vida a la ciudad, sobre todo en cascos históricos” señala José Manuel Bello, presidente de Compostela Monumental, asociación con veinte años de experiencia. La pérdida de ese vecindario y de otros factores se aceleraron cuando se abrieron las grandes superficies y la venta online, dice José Manuel Bello.

Ante la situación actual de pandemia, Sandra Ferro asegura que quién más sufre las restricciones “es el comercio no imprescindible, aunque en Navidad aumentó la venta de ropa de invierno”. Otro elemento que consideran disruptivo es la “inconsistencia” de las medidas anti- COVID. “Hay muchos cambios y eso afecta al ritmo de ventas, a la hostelería sobre todo”. Ferro recurre al ejemplo de la hostelería porque “si tú vas al centro a comprar en una tienda, también puedes parar en el bar que está cerca, pero ahora cerrando a las 18:00 no hacen caja”.

“El 95% del comercio en cascos históricos y pequeño comercio en general está cerrado” dice José Manuel Bello. Durante el confinamiento total “ahí fue cuando la gente recordó que tenía tiendas al lado de casa” señala el presidente de Compostela Monumental. “Luego, cuando acabó el confinamiento las cosas volvieron al punto anterior”.

LOS CABALLOS DE BATALLA

El reto más importante para este sector fue la apertura a las nuevas tecnologías. Cuando comenzaron a aparecer las tiendas online, Ferro señala que de las tiendas tradicionales “las que aguantaban eran aquellas que estaban en las redes sociales, renovando el catálogo a cada instante y eso les permitía ir tirando”. La presidenta de Comercio Vivo señala sobre todo que “con la COVID, aquellos negocios que no pensaban en Internet ahora apuran para tener cuentas en las redes sociales”.

“El curioso es que en las tiendas no compran, van a las online, pero a nosotros nos dejan los CV” dice José Manuel Bello con humor. Tanto la asociación ourensana como la santiaguesa realizan campañas para animar a comprar en establecimientos de barrio. “Ya llevamos sorteados 20 años de campañas y esto hace que la gente confíe en nosotros, además, con los cursos de empleo que hacemos, un 70% de las personas que formamos acaban contratadas”.

Además de todo esto, el gran problema para el sector actualmente son los precios del alquiler de locales. “Son muy altos, con locales de 60 metros cuadrados a 1.000 euros por mes, también los hay de 2.000 o 3.000 y los precios no bajan” señala Sandra Ferro. “Creo que hay una concentración de locales en unas pocas manos, por eso esas personas quizás no estén interesadas ni siquiera en alquilar”.

“Hay una filosofía de los propietarios de locales que es “si no vienes tú vendrá otro”»dice José Manuel Bello. “Realmente sería necesario que hubiera un cambio legislativo que permitiera equiparar alquileres con ventas”. Detrás de esta petición está la imposibilidad de muchos y muchas propietarias de mantener abierto el negocio “pagando 3.000 euros a fin de mes”.

¿Qué alternativas quedan y sobre todo, cuáles son las soluciones para la actual crisis? “Si hay un plan de intervención tiene que ser en el período 2021 a 2027 con una base presupuestaria seria” remarca José Manuel Bello. “En un año el sector no se recupera y además, hay mucha gente endeudada que dentro de un año o dos tendrá que devolver préstamos”. Se puede deducir que en dos años como mucho, sin una intervención decidida, la crisis en todo el sector afrontará cierres en cadena y la pérdida de puestos de trabajo.